Lugo saborea el ascenso soñado

LUGO CIUDAD

El Breo compartió su éxito con la ciudad desde el balcón municipal

15 abr 2018 . Actualizado a las 00:05 h.

Ayer nadie se quería despertar. La noche había sido corta en Lugo y muchos se aferraban a las sábanas temerosos de que, como tantas veces, el anhelado ascenso se quedase atrapado en un bonito sueño. Sin embargo, el olor de la fiesta corría por las calles y entraba por las ventanas abiertas, el Cafés Candelas Breogán había dado forma a la fantasía de la ACB para convertirla en una realidad.

El Concello se engalanaba a mediodía para recibir a los campeones y las bufandas celestes se arremolinaban cerca de la Praza Maior. El autobús llegó con los protagonistas: con los jugadores y el cuerpo técnico, pero también con la directiva y los empleados del club que remaron juntos para alcanzar la meta 12 años después. Recibimiento cálido de varios cientos de aficionados que se acercaron a saludar. También el sol quiso hacer acto de presencia y se apartaron las nubes para que el cielo se tiñese del color de moda: el azul celeste.

Lara Méndez fue la primera en coger el micrófono en lo alto del balcón. La alcaldesa, bufanda al cuello, agradeció a los responsables de saciar los sueños de una ciudad falta de alegrías y con un «Forza Breo» dio paso al presidente. La multitud se enterneció con la afonía de Suso Lázare, que tras una alusión a «las copas» que cayeron por la noche para celebrar la gesta deportiva, se comprometió a poner mañana en marcha los trámites para completar el ascenso deportivo con el administrativo.

El speaker actuó como maestro de ceremonias y recordó que ahora que el club había hecho su parte, a «las instituciones les toca hacer la suya». A modo de detalle, Lázare le regaló a Lara Méndez la camiseta que el viernes lució el equipo tras el triunfo contra el Sammic con el que certificaban el ascenso directo.

«Esta ciudad, sin duda, merecía algo como esto», decía el capitán, Salva Arco, desde el balcón. «Ya sé que os cuesta, pero disfrutad del momento, no penséis más allá» y concluía su intervención haciendo cantar a la plaza con el emblemático: «Breogán, es un sentimiento».

Todos pasaron por el micro

Poco a poco la plantilla al completo pasó por el micrófono. Algunos más tímidos, como Leo Demetrio, que dijo en perfecto castellano que le daba «un poco de vergüenza». Matt Stainbrook también hacía el esfuerzo y cortado como el interior brasileño soltaba con una sonrisa: «Mis compañeros ya lo han dicho todo, muchas gracias y ¡Forza Breo!». Kabasele, Cebular, Löfberg y Fuzaro también se atrevieron con el castellano, eso sí, con mensajes más o menos cortos. Sulejmanovic también fue breve, aunque la afición se entregó ante el serbio-finlandés con un «Sule quedaté» que el interior no dudó en grabar con su teléfono.

«¿Todo bien? ¿Estáis contentos?», preguntaba Christian Díaz. Se nos ha hecho larga la temporada porque este señor [dijo volviéndose hacia Lezkano] no nos ha dejado descansar mucho», bromeaba el base canario que, como la mayoría, tenía la voz ronca tras una noche de celebraciones. El pase de micro no se quedó solo en los jugadores. Quique Fraga, Pablo Abuín, Miragaya, Capellán y hasta un escueto Olaf que saludó con un brevísimo: «Muchas gracias a todos y buenos días», que motivó la risa. «Toda España está mirando hacia Lugo», cerraba el speaker, que recordaba a quien le sucedió en el cargo: José Areñas.

El acto se cerró con el himno celeste, bufandas en alto y buena parte de los jugadores capturando a la multitud en sus móviles.