El día que el Breo tocó el cielo

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Los lucenses ganaron el tercer duelo del play off al Melilla y lograron el ascenso

11 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El 23 de mayo de 1999 el Breogán, en aquel momento con la Universidad de Santiago como patrocinador principal, lograba el último ascenso a la ACB que consiguió hasta el momento, categoría en la que militó hasta el año 2006.

El conjunto que dirigía Paco García tuvo que medir sus fuerzas en el cruce final para dar el salto de categoría con el Melilla, entrenado en aquel momento por Pepe Rodríguez y que contaba con una gran plantilla.

Los dos primeros encuentros del cruce se disputaron en la localidad norteafricana y se saldaron con una victoria para cada equipo en partidos muy disputados en los que ambos demostraron su potencial.

La serie se trasladó entonces a Lugo y el cuadro breoganista consiguió encarrilarla bien ganando el primer encuentro disputado en el Pazo por un margen de una veintena de puntos.

El equipo de Paco García estaba muy fuerte y todo apuntaba a que tenía el ascenso en su mano, pero el último encuentro fue dramático y puso a prueba los nervios de público y afición.

El cuarto partido fue una tortura para los locales, que en los tres primeros cuartos siempre fueron por detrás en el marcador electrónico y no lograban encontrarse cómodos en la pista, aunque la ventaja del cuatro norteafricano nunca llegó a ser de importancia.

La decoración cambió por completo en el último cuarto, en el que los lucenses equilibraron la situación, pero todo se resolvió en unos segundos finales frenéticos.

El resultado era de 77a 76 favorable a los locales a falta de dos décimas para el final cuando el visitante Martínez provocó a Green, según se comentó después del encuentro pasándole la mano por la cara, y el americano le respondió con una agresión, por lo que se montó una trifulca en el centro de la pista.

Ambos equipos dispusieron de dos tiros libres y el cuerpo técnico breoganista determinó que el encargado de lanzarlos sería el joven David Gil. «Miré a mi segundo, Ángel Sevilla, y los dos pensamos lo mismo, el andaluz tiene mucha jeta y seguro que los mete, así lo hizo y nunca olvidaré cuando entró el segundo y se giró hacia la grada», recuerda Paco García.

Los melillenses también disfrutaron de dos tiros libre, pero solo anotaron uno dejando el marcador en 79 puntos a 77 a falta de dos décimas para la conclusión del encuentro y con la posesión a favor del cuadro visitante.

Las opciones del Melilla pasaban por colgar un balón hacia su hombre grande, Moore, para que intentara palmearlo, única acción que podían desarrollar en tan corto espacio de tiempo. La defensa del Breogán para esta jugada era elemental pero también era la única posible, había que despejar el balón como fuera, acción que completaron para dar paso al estallido de júbilo de los 7.000 breoganistas que abarrotaban el Pazo.