Semilla de berza de sexta generación para trueques

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ÓSCAR CELA

La Rede Galega de Sementes busca en la tierra una nueva forma de vida, que supone comer más sano

01 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

De generación en generación no solo se transmiten las recetas de cocina de la abuela o las letras de canciones. Rede Galega de Sementes incorporó hace unos años también las semillas, cuyos socios y simpatizantes se intercambian periódicamente, poco antes del inicio de la época de siembra y después de la recolección. Este grupo, cada vez más numeroso, huye de las que comercializan las grandes multinacionales y apuesta por el producto autóctono.

Según uno de sus integrantes, Anxo Cubero, han conseguido conservar algunas simientes que usaban seis generaciones anteriores a la actual, sin manipulaciones genéticas. Este es el caso de una variedad de berza, recuperada en el sur de Ourense, que ha sobrevivido al paso del tiempo y que tiene presencia en las huertas de muchos de los miembros de esta organización.

Este tipo de berza, según Cubero, es una especie muy fuerte y resistente, que está dando cosecha. Su sabor es especial, como también lo es una variedad de repollo que tienen catalogada en A Chanca (Lugo) o las denominadas leitugas de Santa Ana, muy similares a la reina de mayo, que, según explicó Cubero, se mantienen durante todo el invierno debajo de la hierba mala y brotan en primavera.

«Hai moitísimas especies autóctonas -explicó Anxo Cubero-, coma un tomate tempraneiro que florece un mes antes que o resto, dun tamaño intermedio e dun sabor especial. A planta é moi resistente». Las semillas de este vegetal llegaron a la Rede a través de un aficionado a la horticultura de Lugo, ya fallecido, que las había heredado de sus padres y que, en caso de que viviera hoy, superaría con creces los cien años, según Cubero.

«O noso fin -señaló- non é conseguir tomates enormes e vistosos, senón froitos saborosos, adaptados ao clima e resistentes as agresións externas», explicó. Los mejores ejemplares que consigue en cada cosecha no los recolectan para saborear en familia, sino que les atan un lazo que marca que ese vegetal queda para obtener las semillas del año siguiente.

La de los integrantes de Rede de Sementes de Galicia es una cultura que ha traspasado las fronteras de Lugo. A las reuniones se incorporan aficionados a la huerta y profesionales de Ribadeo, del Bierzo, de Ponferrada y de otros puntos de Galicia para intercambiar no solo semillas sino también conocimientos. Todos ellos son conscientes de que lo más sencillo cada primavera es acudir a la tienda a comprar los sobres con los tipos que necesitan y depositarlas en la tierra. Esa no es su filosofía. Prefieren que en los semilleros de sus huertas nazcan plantas que conservan año tras año o que consiguen en los diversos intercambios que celebran periódicamente.

 El tiempo no ayuda

La última reunión fue aproximadamente hace un mes, en Bico de Grao, una tienda ecológica de Lugo, en previsión de empezar con los trabajos en la huerta con la llegada de la primavera. «Este ano -señaló Cubero- vai ser complicado, e hai que facerlle caso ao refrán que di ‘mentres o tempo non ven, a sazón non pasa’. Sabemos que é mellor esperar e poñer a horta máis tarde que facelo tal como está a terra».

«O importante dos nosos encontros -señaló Anxo Cubero- non só é o intercambio de sementes senón as conversas que temos entre nós. Cada vez hai máis xente que se preocupa polo cultivo ecolóxico e por ter variedades autóctonas antigas, máis adaptadas ás inclemencias do tempo e resistentes os depredadores».

«Tamén probamos -dijo- con algunha variedade nova, algún tipo de faba ou de millo antigo, como as sementes de millo corvo. Algunhas funcionan; e outras, non tanto, como esta última, que non comen demasiado ben as galiñas».

El empeño de este grupo de horticultores los ha llevado a buscar semillas de variedades difíciles de conseguir, como es el caso de la espinaca rastrera, que procede de Nueva Zelanda. «Tamén probamos -añadió- con algún tipo novo de tomate e empezouse a poñer unha variedade negra. Comprobamos que se dan ben, pero o sabor non cumpriu as expectativas». «No que nos poñemos de acordo todos -comentó Cubero - é no sabor, aínda que somos conscientes de que moitas veces se come pola vista».