Bill Murray se pone la camiseta del Breo

Xosé Ramón Penoucos Blanco
x. r. penoucos LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

cedida

Baloncesto Un lucense que vive en EE. UU. acude a partidos de la NBA con la camiseta celeste

27 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Cafés Candelas Breogán es universal y por sus filas pasaron jugadores NBA como Donaldson o Bell por lo que no es un desconocido en el básquet profesional estadounidense. Lo que ya no es tan normal es que en las gradas de la NBA se vea a un aficionado del Breo ataviado con varias camisetas celestes, ya que alterna la de ACB con la del 50 aniversario. Más raro todavía es que el famoso actor Bill Murray (Cazafantasmas, Lost in Traslation), acceda a posar con la elástica del cuadro lucense.

Este seguidor es Rubén Pérez, que reside en la ciudad de Charleston con su mujer, Katie, estadounidense y que conoció en España cuando ella daba clases de español en Navia de Suarna y en el Menéndez Pelayo. La pareja decidió probar la aventura americana y ahora es Rubén el que da clases de español en un instituto.

La afición por el Breo le viene desde los 14 años cuando unos vecinos le metieron el gusanillo y es tan fuerte que en el año 2008 fue uno de los fundadores de la peña Embreogados. «Mis vecinos me llevaron a los primeros desplazamientos de los que recuerdo uno a Madrid para ir a un partido en Fuenlabrada y otro en el que aprovechamos para ver un Madrid Barça de baloncesto. A partir de ahí comencé a ir a todos los partidos del Pazo y a muchos viajes, sobre todo en los play offs. Recuerdo que en el cruce con Los Barrios (Cádiz) fuimos tres locos en coche, se nos estropeó y tuvimos que volver en bus, además de quedar eliminado el equipo», dice Rubén Pérez.

Nostalgia de Lugo

El hecho de estar separado de Lugo por el Atlántico hace que eche mucho de menos ver a su equipo en directo. «La pasada campaña no pude ver ningún partido, pero esta fui a casa en Navidad y vi el Breo-Coruña, algo que fue muy especial. Echo mucho de menos el Pazo, las conversaciones con los amigos y las cañas pre y post partido. Me va a doler no ver en directo el ascenso, pero es parte de mi vida. Llorar lloraré seguro», reconoce Rubén Pérez.

La única manera de seguir a su equipo es por Internet y trata de no perderse ningún encuentro. «Intento ver todos los que puedo, aunque la diferencia horaria hace que a veces no sean las mejores horas, pero siempre que puedo y la FEBTV lo permite suelo verlos», reconoce Rubén Pérez.

Dos de sus grandes pasiones son el baloncesto y el cine, por eso no dudó en pedirle a Bill Murray que posará con la elástica celeste. «Es amigo del padre de mi mujer y coincidimos en una fiesta. Muchos me dijeron que no le gustaban las fotos, pero yo me lancé y la conseguí. Aún estoy esperando el cheque de Leche Río», dice Rubén Pérez entre sonrisas, para explicar que también tiene fotos en el banco en el que Tom Cruise reflexionaba en Forrest Gump.

El lucense es un asiduo de la NBA y de sus grandes figuras. «Visité varias canchas, siempre con la camiseta del Breo, y tengo selfis con Durant, Steve Kerr, Lebron James y Rodman. La verdad es que nunca me preguntaron de que equipo es la camiseta que llevo», expresó Rubén Pérez.

A la hora de definir lo que supone el Breogán en su vida, Rubén Pérez no duda en afirmar que «es un sentimiento. Muchas amistades se forjaron en el Pazo, muchos disgustos y muchas alegrías, muchas horas gastadas alrededor del club, cer partidos, viajes, amistosos, ruedas de prensa, cenas de peña, muchísimas cosas».

Lo que tiene muy claro Rubén Pérez es que el Breo estará el próximo año en la ACB. «Este año toca sí o sí. Somos el pupas, pero la mala racha no puede seguir más tiempo. Tenemos un gran equipo y la afición se volvió a reenganchar, nada puede salir mal».

Cuando le dan a elegir entre NBA, ACB o LEB Oro, Rubén Pérez no duda. «Me encanta la NBA y entre ACB y LEB me quedó con la que esté el Breo».

Al margen de su pasión por el deporte en general, Rubén Pérez es también una persona solidaria que colabora con una ONG que intenta llevar agua a cada rincón del mundo, Water Missions International. «Antes de obtener el visado y poder trabajar aquí tenía más tiempo y les ayudaba todo lo que podía, ahora tengo menos tiempo, pero sigo apoyándolos».