«En Madrid se reían cuando hablaba de los fósiles gallegos»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

La paleontóloga Aurora Grandal d?Anglade presentó hace 25 años una tesis doctoral pionera sobre la fauna del Cuaternario de las sierras lucenses

09 mar 2018 . Actualizado a las 13:25 h.

Se cumplen 25 años desde que Aurora Grandal d’Anglade presentó su tesis sobre los osos cavernarios del yacimiento de Cova Eirós, un estudio pionero sobre la fauna del período Cuaternario en Galicia. En la actualidad trabaja en el Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña, un centro que prestará asesoramiento científico para crear en O Courel el primer museo sobre cuevas calizas de Galicia.

-¿Cómo empezó a estudiar la fauna prehistórica gallega?

-Cuando yo era estudiante solo se habían encontrado algunos restos de osos y caballos en cuevas de la montaña de Lugo. Quien los localizó fue sobre todo Manuel Díaz, que era presidente de la Federación Galega de Espeleoloxía. Juan Ramón Vidal Romaní, que era profesor mío, me animó a investigar en ese campo, porque hasta entonces nadie había estudiado esos fósiles en Galicia.

-¿Fueron difíciles los inicios?

-El problema en esa época era que se pensaba que en Galicia no podía haber fósiles, porque el suelo de la mayor parte de su territorio es ácido. Por recomendación de Vidal Romaní fui a Madrid a adquirir formación con Trino Torres [descubridor de los yacimientos de Atapuerca], porque era uno de los mayores expertos en fauna del Cuaternario en España, y frecuenté el Museo de Ciencias Naturales. La gente que trabajaba en el museo se echaba a reír cuando les decía que en Galicia teníamos fósiles del Cuaternario y decían que eso era imposible. No lo era, porque había llevado muestras de los hallazgos de las cuevas lucenses, aunque es verdad que por entonces esos huesos cabían casi todos en una sola caja.

-Cambiaron mucho las cosas.

-Sí, en estos años se fueron haciendo muchos más descubrimientos y el panorama cambió. Aquellas dudas y aquella actitud escéptica que había cuando yo empecé a investigar han desaparecido. Hay que puntualizar que si no se hacen más hallazgos es porque aún somos muy pocas las personas que estamos trabajando en este campo. La prueba es que desde que presenté mi tesis no han aparecido muchas más. Fernando López hizo otra en el 2003 sobre los fósiles de la cueva de Liñares, en Pedrafita. En el 2015, la investigadora Ana García presentó una tesis sobre los osos pardos prehistóricos y ahora Amalia Vidal está trabajando en otra sobre fósiles de bóvidos. Los trabajos aparecen de forma muy espaciada, pero no es por falta de fósiles, porque cuando alguien se pone a buscarlos de una manera organizada y científica no paran de aparecer materiales.

-¿Qué le parece el proyecto de crear en O Courel un museo dedicado a las cuevas?

-Me parece estupendo, porque cuando en algún lugar se producen hallazgos científicos lo mejor es presentarlos al público en mismo territorio donde se registraron. Es importante difundir estos descubrimientos y ayudar a que la gente se dé cuenta del valor que tienen las cuevas. En los lugares donde hay cuevas accesibles, como la del Rei Cintolo, no era raro que la gente arrancase estalactitas y estalagmitas para ponerlas de adorno en jardines y cosas así. Cuando alguien es consciente del valor que tiene una estalactita no se le ocurre cometer esos destrozos.

-¿Qué criterios se deben seguir para un centro de este tipo?

-Es importante resaltar que las cuevas son un medio en el que quedan registrados los acontecimientos del pasado. Hay que explicar de una forma sencilla y atractiva que en las grutas de la sierra de O Courel y otras partes de la montaña lucense se conservaron restos faunísticos de especies ya extinguidas. Habría que señalar que en las estalactitas y estalagmitas, como sucede en las de la cueva de Arcoia, quedaron registrados datos que nos permiten saber cómo era el clima en tiempos pasados. Y hay que hacer hincapié en que las cuevas son medios naturales frágiles.