PP y Ciudadanos: Lugo como sitio distinto en la práctica política

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto PULSO LUCENSE

LUGO CIUDAD

20 feb 2018 . Actualizado a las 13:47 h.

El francés Jacques Benigne Bossuet escribió a finales del siglo XVII que «la política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir». Desde entonces se ha tejido mucha teoría política, pero pocos han acertado a definirla con tanta claridad como lo hizo el clérigo e intelectual francés natural de Dijon. Entrar en el poder es lo que pretende Ciudadanos y no salir de él es lo que intentan Mariano Rajoy y los suyos. En Lugo, la bisoñez de los ediles de Ciudadanos y del PP mantiene ese pugna en estado de larva; la bisoñez y también, claro, una afición por el trabajo político que está muy lejos de rozar el exceso. Por eso ni los unos ni los otros apuntan la menor gana de salir de la oposición para entrar en el gobierno local. Si la tuvieran, su modo de estar en la oposición sería distinto al que mantienen.

A los munícipes lucenses les falta en el aparato intestinal esa parte que solo tienen los políticos de verdad, esos que reconocen que pagarían por estar en el día a día de la acción política. En el PP, tal carencia es evidente; se refleja en la relajada vida que permiten a la alcaldesa socialista y al equipillo con el que alcanza logros nunca vistos, como no pagar las facturas teniendo un montón de dinero en el banco. En Ciudadanos, la chispa política no la ponen precisamente sus dos ediles. Olga Louzao está, pero no se sabe muy bien dónde está, salvo cuando busca -últimamente con escaso éxito- el cuerpo a cuerpo con la socialista Ana Prieto. En el Concello de Lugo, el PP y Ciudadanos parecen hallarse felices en su papel de oposición de moción y suavidad.

A Ciudadanos le pone la chispa quien no es concejal y en el PP se queda en el anonimato quien, sin ser edil, bucea e interpreta los datos que salen de los centros de información consistoriales. No siempre el trabajo opaco se traduce en la exposición brillante que exige la política de oposición para superar la zona de sombra de silencio que, con frecuencia, separa a quien no gobierna de los gobernados. Al PP y a Ciudadanos en Lugo les sobra visión administrativa de la política y les falta ese plus que convierte a la política en un equilibrio entre los que quieren entrar y los que no quieren salir. Estos ni siquiera quieren entrar. O eso parece.