«Abrir el contenedor y encontrar restos de ataúdes pone los pelos de punta»

tania taboada LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Suelen ser abandonados tras exhumarse los restos que contienen y trasladarlos al osario, lugar donde se entierran los huesos que se sacan de las sepulturas

07 feb 2018 . Actualizado a las 15:25 h.

«Levantar tranquilamente la tapa de un contenedor de basura para arrojar una bolsa con restos orgánicos y encontrarse con trozos de ataúdes usados es una sensación muy desagradable, que te pone los pelos de punta y que te produce auténtico repelús». Así describe un ama de casa de Lugo, que prefiere no revelar su identidad, la sensación que tuvo al ver los restos de un féretro asomar en un contenedor del barrio de Castelo cuando acudió a depositar una bolsa de basura.

Cuando esta mujer levantó la tapadera, se encontró con el material fúnebre. Nunca se hubiera esperado tal cosa y regresó a casa con «muy mal cuerpo».

Algo semejante le sucedió el pasado lunes en el punto de limpio del concello de Becerreá, situado en el polígono industrial de dicho municipio, a un hombre que alertó de la presencia de un «saco de color blanco, bastante voluminoso y muy extraño» entre el resto de la basura. «Eu non sei, pero no interior dese saco podía haber incluso ósos ou algún animal morto», indicaba el testigo. Tras llamar a varios vecinos y abrir el saco, comprobaron lo que había en su interior. Se trataba de trozos de un féretro deshecho, envolventes, apliques y demás restos de un ataúd usado. «É algo moi tétrico e de moi mal gusto. Estamos convencidos de que alguén trouxo o saco nun vehículo e tirouno aquí coma quen tira unha bolsa de lixo normal e corrente», manifestó uno de los vecinos, que añadió que entre los restos de madera se encontraban algunos que estaban barnizados.

Práctica habitual

Al parecer, en la zona rural es frecuente encontrarse con féretros usados en contenedores de residuos orgánicos. Manifestaron que dichos ataúdes son abandonados tras exhumarse los restos que contienen y trasladarlos al osario, lugar donde se entierran los huesos que se sacan de las sepulturas. «Isto sucede porque están todas as sepulturas ocupadas, e cando se necesita unha para enterrar a outra persoa o frecuente é chamar a alguén da familia para que retire os restos, que se meten nunha bolsa do penso e pásanse ao cinceiro. Os restos do ataúde tíranse no colector ou no medio do monte», indican personas conocedoras de estas prácticas.

Según ellas, en numerosas ocasiones son las propias funerarias las que tiran los restos en los contenedores al no disponer de incineradora para los restos, extremo que no ha podido ser confirmado.