Tapias, candados y verjas para luchar contra los okupas

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

La casas de A Milagrosa de la manzana de Camiño Real con Julia Minguillón y Pintor Villamil se han cerrado ante el miedo a ser ocupadas ilegalmente

11 ene 2018 . Actualizado a las 23:17 h.

Los okupas en los edificios del barrio de A Milagrosa no han aumentado en los últimos meses pero sí el miedo a que extendiese la sensación de que se trata de una zona de fácil ocupación. Un paseo por la confluencia de las calles Camiño Real, Julia Minguillón, Pintor Villamil, Yáñez Rebolo y Luis Seoane sirve para constatar el aumento del temor a un efecto llamado de los okupas.

En el corazón y origen de lo que fue el barrio de A Milagrosa, a escasos metros de la avenida da Coruña y de la Muralla, se han levantado tapias, cierres, candados, cadenas, rejas y refuerzos de todo tipo con la intención de evitar la entrada de personas ajenas.

Como relata un vecino histórico del barrio, en la definición de okupa se encuentran los que usan las casas puntualmente (los sin techo), «os que lle botan jeta», las personas que necesitan de verdad una vivienda y también los «profesionales» de la ocupación. Precisamente sobre estos últimos, otro vecino con más de 30 años de vida en el barrio, señala que en casos como Camiño Real cree que se usan a okupas para desprestigiar la calle y provocar que la piqueta se lleve por delante los edificios y construir de nuevo. Incluso, se habla de casos de acoso inmobiliario. «Queren vender a imaxe de que esto é o Bronx e aquí non hai perigo ningún», explica.

En A Milagrosa se generó un cóctel que favoreció la llegada de okupas: edificios de los años 50, propietarios fallecidos o que se marcharon a otros barrios, varios herederos que no se ponen de acuerdo en la venta, derribo o mantenimiento del inmueble o simplemente dueños que ya viven fuera de Lugo, que sumado a la marcha de los inmigrantes, que vivían con alquileres, permitió el uso ilegal de las viviendas.