Una ciudad inacabada que envejece incluso donde casi no se estrenó

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

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La burbuja inmobiliaria dejó al estallar un rastro de urbanizaciones que no acaban de consolidarse

06 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Lugo, la bimilenaria urbe amurallada, es, como todas, una ciudad en permanente construcción, inacabada. Pero una cosa es el crecimiento y otra cosa el desorden al que sometió a Lugo la burbuja inmobiliaria. La urbanización de San Fiz es uno de los mejores ejemplos. Pero hay otros. Uno de ellos es el amplio ámbito urbano delimitado por Duquesa de Lugo y la calle Río Sil, entre los puentes Romai y Paradai. Aquí la ciudad está, literalmente, inacabada, y envejece mal a pesar de que prácticamente están sin estrenar muchos de sus elementos urbanísticos.

Hay en este ámbito urbano, que es como un apéndice de la Quinta de Pérez, varios terrenos, en la actualidad bien desbrozados, que plantean al peatón numerosas preguntas. Tan amplias fincas sin vallar, ¿son solares edificables o se trata de zonas verdes públicas? En el primer caso, carece de justificación que no estén debidamente valladas. Algunos se usan, porque sí, como estacionamiento. Que hay algún tipo de problema con la propiedad y el uso que de una de estas leiras lo dejó claro el anónimo autor de unas pintadas. Si los terrenos sin edificar son privados, alguien en el Concello debería de tomarse el trabajo de gestionar que sean convenientemente vallados. Si son zonas verdes, la autoridad municipal está obligada a adoptar las disposiciones necesarias para su acondicionamiento como tal. Es cierto que Lugo tiene todavía un vínculo muy estrecho con lo rústico, pero, como ciudad, no necesita leiras en espera de ser roturadas; si de verde se trata, precisa jardines y parques.

Hay escaleras que se han hecho viejas sin apenas registrar el paso de peatones. En una de ellas, las hierbas, la maleza, prácticamente ocupa la mitad del ancho.

Parque infantil

El cronista fue testigo años atrás de la visita del entonces alcalde José López Orozco al parque infantil que acababa de ser instalado. Tanto el pavimento de seguridad como los propios juegos acusan hoy el paso del tiempo; del tiempo, que no de usuarios. Tampoco tiene gran número de usuarios el entorno del parque infantil, concebido a medias como pista para jugar a baloncesto y para el descanso en los bancos allí instalados. El pavimento de la pista está deteriorado, cubierto de una capa de arenilla acumulada durante años, entre la que crece la hierba. En la plazuela con mesa y banquito que da a la segunda Ronda, en el pavimento, ajeno al contacto con el escobón del barrendero desde hace largo tiempo, hay una extraña alfombra hecha de arenilla, frutos del árbol único, y vaya usted a saber qué otros materiales.

Hay en esta parte de la ciudad una acera que discurre al borde de un pequeño precipicio; el desnivel en relación con el solar colindante es notable y una caída puede tener consecuencias, como mínimo, dolorosas. No hay una valla que evite caídas; además, la maleza esconde el límite de la acera, que en un tramo está deteriorada.