Día 27 de septiembre. Siete de la mañana. Punto de encuentro: Comandancia de la Guardia Civil de Lugo. Unos nos conocíamos, otros no. De vista sí, claro, pero con muchos de ellos solo me unía un simple «hola», un «hasta luego» o «que tengas buen servicio». Ese día, los nueve embarcamos en ese destino: Cataluña.
Le pregunto a un compañero con el que tengo confianza por Amador «el grandullón», puesto que está destinado con él. Me responde: todo lo que tiene de grande lo tiene de bonachón. Cierto. A las pocas horas de estar con él, ¡verificado!
Tal como me ha dicho Luis, Elpidio «el callado», es poco hablador pero con la mirada ya lo dice todo (o casi todo). Serenidad y tranquilidad. Perfecto para pertenecer al equipo de atestados de la gloriosa agrupación de Tráfico. Clemente «el perillán». Con esa picardía por la experiencia, seriedad y serenidad que lo define, dice de él que es una gran persona. Roi «el cantante». Sí, tiene un grupo de música y buen porte, también dicharachero. Luis «el combativo». Tiene ese ardor guerrero que a mí ya me falta con la edad. Siempre está dispuesto para actuar. Racamonde «el chancero». Es solo verle y echarte a reír. Tiene ese don de la gracia que ya nos gustaría a muchos poseer. Con solo una palabra consiguió que me saliera la bebida por la nariz, ¿te acuerdas Raca?
Noé «el soldado». Recto, firme y constante como un militar de carrera. Siempre prevenido. A su lado te encuentras seguro. Canoura «el afable». Distinguido y noble con su también simpatía, agradable para conversar y muy familiar. Que suerte tienen tu mujer e hijo de tenerte como cabeza de familia. Y un servidor, el alias mejor que me lo pongan ellos.
Que buen equipo y que buenos amigos nos hemos hecho esos días en la «Operación Copérnico». Se han pasado buenos y peores ratos, pero juntos o separados hemos cumplido con lo ordenado. Con cualquiera de vosotros haría servicio y me sentiría resguardado.
¿Cuál es nuestro próximo destino compañeros?