Una semana de puro baloncesto de la mano de Álex Llorca

Aarón Cabado / M.C. LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

CEDIDA

El exbreoganista se muestra satisfecho con la segunda edición de su campus

16 jul 2017 . Actualizado a las 23:19 h.

Álex Llorca solo estuvo una temporada en el Club Baloncesto Breogán, pero tanto el equipo como la ciudad dejaron una profunda huella en él. Tanto, que cuando se planteó realizar un campus de verano, eligió Lugo como el lugar donde emprender la tarea.

Así, a lo largo de la semana pasada se celebró el segundo Campus Álex Llorca, que contó con la participación de más de un centenar de niñas y niños. Y el exbreoganista, actualmente en las filas del Fuenlabrada, se ha mostrado muy satisfecho con los resultados obtenidos. «Ha ido genial. Las cosas se están haciendo bien, he recibido el apoyo de muchos colaboradores y de los padres que eligen este campus para que sus hijos aprendan y mejoren», cuenta. El escolta catalán ha explicado que ha sido una semana intensa y agotadora porque le gusta implicarse y estar cerca de los niños. «Cuando era pequeño me gustaba compartir muchas horas con el jugador, así que ahora quería que los chavales también pudiesen pasar tiempo conmigo y que me viesen como una persona normal. Intento que aprendan de mí y de los entrenadores», afirma.

Llorca se ha mostrado muy agradecido a los niños y a los técnicos que han estado estos días con él. Aunque a lo largo de la semana han realizado actividades lúdicas, como juegos o visitas a la piscina, quiso enfocar el campus a «practicar baloncesto a todas horas»: entrenamientos de técnica, táctica y físico. Todo lo necesario para ayudar a los participantes a crecer como jugadores.

También explicó que desde el campus quisieron educar a los niños según los valores del deporte: «los entrenadores se encargan de que sepan jugar en equipo, de que su comportamiento sea el adecuado y de que sepan compartir, tanto dentro de la pista como fuera de ella».

Uno de los días, disfrutaron de la visita sorpresa de Juan Carlos Navarro, campeón del mundo, que pasó unas horas con ellos. «Los niños se pusieron muy contentos», explica Llorca, que también contó que había intentado traer a Lisardo Gómez, pero no fue posible por falta de tiempo.