El lucense que se encaramó en lo más alto del campanario

Xosé cArreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Emilio López Pérez, Milucho, fue uno de los encargados de dar un discurso el día de la primera marcha

30 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El rojerío de la capital lucense no faltó a la cita del «Non Xove Nuclear», como así figuraba en las pegatinas y pasquines que fueron repartidas a cientos en diversos establecimientos de la ciudad. En la capital de las murallas se calentaron motores y se cocinó una buena parte de la marcha. Aún hoy muchos recuerdan cómo el Valle Inclán, que por aquel entonces presidía el escritor Lois Diéguez, preparó un gran encuentro al que acudieron Beiras, Manuel María e incluso un técnico del Concello de Lugo, Mario Iglesias, amigo del poeta de Terra Chá.

En los locales de las Comisións Labregas trabajaron a tope con Emilio López Pérez, Milucho, al frente. Por cierto que Víctor Freixanes, escritor, periodista y profesor, firmó la crónica de la concentración en el desaparecido Diario 16, en la cual salió publicado que la convocatoria fue realizada por Comisiones Lóbregas.

Milucho pasó varias semanas casi sin descansar preparando toda la marcha, que en algún momento estuvo a punto de acabar a tortazos entre los nacionalistas y los comunistas estatales, que acudieron a Xove para celebrar la legalización del partido en España. Finalmente hubo cronistas que hablaron más del cristo entre unos y otros que del motivo de la concentración.

López Pérez fue uno de los intervinientes en el atrio de la iglesia. Siempre se le dio muy bien la oratoria, y en aquella ocasión no falló y se ganó rápidamente al auditorio. Eran los tiempos de «Comisións Labregas en tódalas aldeas». «Estamos dispostos a sufrir os máis grandes sacrificios para que un día a terra sexa nosa, e non de Fenosa», dijo López Pérez.

Un activista lucense que trabajaba como celador no quiso perderse la concentración y finalmente fue el que más alto llegó de todos. Se encaramó sobre el campanario de la iglesia con una bandera, como puede verse en la foto. Durante muchos años trabajó en el ambulatorio de la Praza do Ferrol.

Numerosos autocares llevaron a los lucenses hasta Viveiro para hacer luego la marcha.