La N-VI en el área metropolitana de Lugo, una vía sin un plan

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

Los 19 kilómetros entre Rábade y O Corgo no ofrecen a los conductores ni mucho menos las mismas condiciones de tránsito

28 feb 2017 . Actualizado a las 18:08 h.

Si se parcelasen en tramos los 19 kilómetros de la N-VI en el área metropolitana de Lugo, desde Rábade hasta Gomeán (O Corgo), nos encontraríamos con una carretera con diferentes estados de conservación, servicios y condiciones de tránsito. No se trata, pues, de una vía uniforme. Los conductores se deben adaptar a una serie de circunstancias, hasta el punto de que parece que no se circule por la misma carretera.

Si el viaje lo iniciamos en Rábade en dirección a Outeiro de Rei, nos encontramos con una carretera llena de baches, que atraviesa varios núcleos de población, con semáforos incluidos, y zonas industriales (Robra). La densidad de tráfico pesado ha hecho mella en el asfalto. Cuando se llega a la zona de Silvarrei la carretera cambia. La reforma integral que se hizo la pasada década dejó un trazado con buenas vías de servicio y asfalto en condiciones. Ya entrando en Lugo por Ramil se hizo una medianera y la nacional dispone de cuatro carriles y paneles informativos.

Al llegar a la altura de O Ceao el paso subterráneo permite el tránsito sin tener que parar, aunque la limitación a 40 por hora y solo un carril reducen la marcha. Este nudo está lleno de salidas y entradas, numerosas limitaciones de velocidad y negocios paralelos que aumentan el peligro.

Desde aquí y hasta A Tolda, se desarrolla toda la variante, con limitaciones a 80 y 60. La carretera necesitaría doble carril para asumir los casi 28.000 coches diarios que la usan. La reciente reducción a 80 por hora en la subida a Garabolos está provocando que el carril de adelantamiento (peligroso a 100 por un posible impacto frontolateral) se esté dejando de usar, generando una cola de coches la derecha.

El viaje, tras atravesar el peligroso cruce con Alfonso X (que sigue a la espera de una rotonda), continúa por la moderna y cómoda LU-11 por Conturiz y hasta Nadela. Desde ahí y hasta Gomeán, atravesando O Corgo, el trazado está lleno de baches, sin luz, con la pintura de los carriles gastada y con un galimatías de señales de velocidad. El viaje total dura 27 minutos.