El PP achaca a años de buenismo político el creciente problema del vandalismo urbano

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

La concejala de Cultura y Turismo dice que «a responsabilidade é de todos»

20 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El acto de vandalismo que destrozó la figura de San Vicente en la Praza do Campo tiene consecuencias políticas. Será, sin duda, una de las cuestiones que tendrán especial protagonismo en el pleno del debate sobre el estado del municipio, convocado ayer para las cuatro de la tarde del jueves. Todos los grupos municipales exigen más vigilancia policial para proteger el patrimonio de las gamberradas, pero solo el PP, por boca de su portavoz, Jaime Castiñeira, pone el acento en la creciente sensación de falta de autoridad a la que condujo el ejercicio del poder durante años con criterios de buenismo. Con discreción, Castiñeira corrige a su compañera de grupo municipal y parlamentario, Encarna Amigo (apuntó la conveniencia de abrir el debate sobre la vigilancia de las calles mediante cámaras), y dice que él no es partidario de llenar la ciudad de cámaras, algo en lo que también coincide la portavoz de Ciudadanos, Olga Louzao. Mientras, la concejala de Cultura, Carmen Basadre, expresa tristeza y dice que «a responsabilidade é de todos». El edil de Infraestruturas, Manuel Núñez, asegura que de inmediato se evaluarán los daños y la mejor técnica de restauración, para contratar la reparación.

Castiñeira opina que es necesario que los gobiernos, incluido el de Lugo, ejerzan la autoridad que les confiere el cargo. Aunque, señala, resulte incómodo. Y en ese sentido apela a los responsables políticos de los distintos cuerpos policiales para que articulen los mecanismos necesarios para que en las calles de la capital haya la suficiente vigilancia policial, según las circunstancias y horas. En el caso concreto de la fuente, ahora -dice Castiñeira- hay que dejar trabajar a la Policía y a los órganos judiciales, porque, recuerda, se trata de un delito contra un bien patrimonial catalogado. El mismo líder popular cree que la junta local de seguridad debe celebrar una reunión monográfica sobre la prevención del vandalismo y la protección del patrimonio cultural.

La portavoz de Ciudadanos, Olga Louzao, señala que «algo está pasando en la sociedad en general» que hace «que la gente se siente impune». Sobre el caso de la fuente de San Vicente opina que es necesaria una mayor presencia policial en la ciudad, pero, al igual que Castiñeira, dice que no es partidaria de llenar de cámaras las calles y da un «no al Gran Hermano permanente».

El portavoz del Bloque, Rubén Arroxo, declara: «Feitos como este demostran a necesidade dunha mellor coordinación das forzas policías; é necesario que o goberno municipal axilice, e poña os medios, para recuperar, o antes posible a fonte e a figura de San Vicente».

En el equipo de la alcaldesa, el destrozo de la fuente no dio lugar a reflexión alguna sobre la gestión de la seguridad en la ciudad. La edila Carmen Basadre se limitó a lamentar los daños en una pieza del patrimonio, que, además de su valor histórico y cultural, tiene una importante carga emocional para los lucenses. La edila repartió juego a todos los lucenses: «A responsabilidade é de todos», declaró, y añadió: «Algo debemos facer mal para que suceda isto». Pidió colaboración para ayudar a la Policía a localizar a los autores del desaguisado. Cree que la clave del problema «é que imos demasiado lentos en educación».

Santiago Fernández Rocha (Lugonovo) lleva el problema al terreno de la «colonización do capitalismo», al que responsabiliza de que en el momento histórico actual «as significacións sociais sofren unha profunda crise». Añade: «Este debilitamento dos valores cívicos provoca un baleiro que ocupa a barbarie». Dice que la Administración tiene que desarrollar un papel activo en la concienciación de la ciudadanía y articular mecanismos para «disuadir punitivamente deste tipo de condutas».

Moción de censura

El caso de la fuente de San Vicente parece haber animado el inicio de un debate en algunas redes sociales acerca de la responsabilidad de los grupos de la oposición en el rumbo que sigue la ciudad y la conveniencia de estudiar la posibilidad de una moción de censura.