Hervés no cree que los restos del teatro romano estén bajo la Praza Maior

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ó. cela

Abel Vilela no opina pero confirma testimonios de la existencia de vestigios de edificios

17 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La propuesta del arquitecto e investigador Carlos Sánchez-Montaña para peinar con georradar la Praza Maior para comprobar la existencia de restos del teatro romano ha devuelto al primer plano de la actualidad local un asunto que institucionalmente se preferirse dormido. La Voz preguntó a dos de los especialistas que más saben del pasado de la capital lucense, uno en su condición de arqueólogo y otro como historiador. Son Francisco Hervés, de Arqueoconsulting, y Adolfo de Abel Vilela. Hervés cree que no es el emplazamiento adecuado para una construcción como el teatro; Abel Vilela no se manifiesta, pero recuerda los testimonios que hay de la existencia de restos de edificios en ese ámbito.

Adolfo de Abel Vilela señala que en el siglo XVIII hubo una solicitud para una corrida de toros en lo que hoy es la Praza Maior. El solicitante pidió permiso al Ayuntamiento para eliminar parte de lo que quedaba de un edificio, porque le estorbaba para el fin que perseguía. El Concello dijo sí, salvo un regidor, que se opuso. Alegó para mantener su oposición que aquello que se pretendía demoler era un vestigio romano, y que la gente lo utilizaba para sentarse. Argumentó también que en ese momento era la única parte de la plaza que tenía pavimento -probablemente romano- y que resultaba muy útil para la venta de grano.

Vilela indica que la primera pavimentación en siglos recientes de la plaza se llevó a cabo en 1831, bajo la dirección de Alejo Andrade Yáñez, ingeniero-arquitecto y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

 Pavimentación en el XIX

En 1837, en un informe a la Academia da cuenta de lo que halló durante los trabajos, y cita restos de un edificio construido con un mortero tan duro que creó dificultades para desarrollar los trabajos de explanación. Esta pavimentación se hizo con lajas de granito y cantos rodados. Por tanto, señala Adolfo Abel,

«está claro que alí houbo edificios e que foron de importancia.

De la existencia de edificios en época romana en lo que hoy es la Praza Maior habla también el arqueólogo Francisco Hervés. Pero tiene el convencimiento de que el teatro romano no estuvo en este ámbito. Por un lado, por la escasa pendiente del terreno y, por otro, porque es un suelo muy duro donde cavar resulta muy difícil. «Por lo que conozco, ese emplazamiento no es el idóneo». El veterano arqueólogo cree que se trata «de un espacio más bien de plaza que de teatro», como lo demuestran los restos arqueológicos que han ido aflorando en el entorno. Está convencido de que el emplazamiento del teatro romano en Lucus Augusti estuvo en uno de los accesos a la ciudad, en un solar con la pendiente adecuada.

Por su parte, Carlos Sánchez-Montaña, que sí cree que los restos del teatro se encuentran bajo lo que hoy es la Praza Maior, cita, entre otros argumentos, la opinión expresada por la arqueóloga municipal, Covadonga Carreño Gascón, en la publicación A Muralla de Lugo, Patrimonio da Humanidade: «Polo tanto, teríamos indicios dun teatro situado nas inmediacións do foro (Praza Maior) e nun ámbito interior do recinto urbano. Sen embargo, sospeitamos que, ante o minguado declive do terreo nesta zona, a súa cavea ou espazo para o auditorio se encontraría máis ben proxectada en altura e non tanto soterrada no zócalo natural».