La izquierda olvida en Lugo la lección del gato de Felipe González

enrique g. souto lugo / lA voz PULSO LUCENSE

LUGO CIUDAD

24 sep 2016 . Actualizado a las 11:47 h.

En Lugo, con las elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina, anda la derecha prietas las filas y en proceso de recluta. Y la izquierda, ¡ay, la izquierda!, juega el infantil juego del izquierdismo y va disgregándose en un mar de siglas y luchas por una coma en los programas electorales. La derecha, que es Feijoo y el PP, busca cómo enrolar a los suyos que un día decidieron, cansados de algunos de sus jefes, batirse el cobre en el campo político en esa guerrilla de los partidos que son los grupos independientes. La izquierda, cada día más confusa y difusa, no acaba de entender que pese a la mucha corrupción que ha caído sobre el PP, el descrédito de la clase política «empezó a forjarse en los años en los que el PSOE estuvo en el poder», según afirmación rotunda y certera del maestro de periodistas que es José Martí Gómez.

Mientras el presidente de Foro Lugo Independiente, Ildefonso Saavedra, y la presidenta provincial de los populares, Elena Candia, buscan puntos de encuentro para que el líder de FLI vuelva a la casa popular, los socialistas se dedican con paciencia infinita y magnífico acierto a cabrear a no pocos de los suyos. Y así llega a Lugo Pedro Sánchez y le esperan un puñadito de afines bajo una carpa, muchos de ellos con sueldo debido al partido y a las instituciones que gobierna. Viene Pedro No es No a Lugo y cierra la boca como en día de helada cuando los periodistas le ponen delante los micros. Escoltado por una tropa de palmeros finos y no tan finos, va camino del despeñadero de la política. En Lugo dio un paso más al frente. Sánchez quizá leyó un día que Antonio Garrigues, el hombre que soñó para España un partido liberal, estaba convencido de que el país iba como iba porque los políticos habían renunciado al riesgo de tomar decisiones. La suya, la del «no es no», es una decisión de alto riesgo. Con su escasa presencia, a la sombra del consistorio, los lucenses le dijeron lo que opinan del riesgo que asume.

La derecha avanza hacia las urnas prietas las filas; la izquierda trastabilla entre el «no, es no» y la liquidez absoluta de las mareas; olvida que Felipe González avisó de que «blanco o negro, lo importante es que el gato cace ratones».