Las anécdotas de las cuatro llegadas anteriores

La Voz

LUGO CIUDAD

22 ago 2016 . Actualizado a las 12:55 h.

En las cuatro llegadas a Lugo se vivieron anécdotas y noticias paralelas al deporte. Por ejemplo, el día que ganó Van Looy, miles de lucenses tuvieron que soportar un auténtico temporal de agua y la llegada se dilucidó por foto finish, para enfado de los cronistas de la época, que tenían que enviar la película de la etapa por teléfono a las ocho de la tarde, casi de noche en abril.

La crónica de La Voz de Galicia de la etapa de 1982 señala que unas 25.000 personas acudieron a ver el final, con personas que pasaron horas para coger el mejor sitio. Tuvo mucho que ver una situación habitual en la época: los colegios daban día libre a los niños para que pudiesen ver la Vuelta. La de 1985 fue muy movida. De ambiente, magnífico. La crónica titulaba: «En las calles lucenses hubo más público que en San Froilán». Pero en lo deportivo hubo de todo. Una gravísima caída, causada por un perro, en el Puente del Pasaje, en A Coruña, mandaba al hospital a dos ciclistas con heridas graves. Las imágenes de los rostros ensangrentados dieron la vuelta a España. Y luego, en la meta, los belgas Martens y Dejonckeere se liaron a bofetadas. Al parecer el primero agarró al segundo en el esprint y este le propinó un derechazo que acabó con Martens en el hospital Xeral.

La edición del 2006 fue más tranquila, aunque un ciclistas copaba todos los focos para los lucenses: el gallego Óscar Pereiro, que un mes antes acababa de ganar el Tour de Francia, tras la descalificación por dóping de Floyd Landis.