Los peregrinos se encuentran cruces peligrosos, obstáculos y bastante abandono en su paso por la capital lucense
16 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Los peregrinos que llegan a Lugo por el Camino Primitivo (cada vez más, solo en julio 2.077) no se encuentran las mejores fotos que se pueden llevar a sus casas. Sirvan de ejemplo la entrada por A Chanca y toda la subida hacia la Muralla y la salida por O Carme y la Calzada Romana. Feísmo, maleza, abandono, escombreras, pintadas y cruces peligrosos pueblan el paisaje del caminante.
Pero tampoco en el recorrido intramurallas, desde San Pedro por Praza Maior y A Tinería, tienen referencias de que están atravesando el camino que estrenó Alfonso II El Casto en el siglo IX. La ciudad a nivel hostelero y comercial tampoco ve de momento un filón económico en el camino, y son contadas las referencias en los escaparates a los peregrinos, quienes en muchos casos tienen que estar más pendientes de cruces peligrosos y de indicadores inexistentes para seguir el camino que de detenerse ante un local.
Incluso, lo curioso es que mientras desde la Xunta o el Concello se programan actuaciones musicales y teatrales supuestamente enfocadas a los peregrinos, estos apenas pueden participar. Un ejemplo se vivió ayer mismo, con actuaciones en la calle a las nueve de la noche en San Pedro o el puente romano cuando a las diez cierra el albergue público de peregrinos, que a su vez tienen que abandonar el local antes de las ocho de la mañana.
El peregrino no es percibido como un turista. Y el Camino, como un bien patrimonio mundial.