Escalinata del Sagrado Corazón, los intereses cruzados de la Iglesia y la banca

e.g.s. LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

Al preparar la nueva licitación se descubrió que la escalera no era pública, sino de Abanca y que la Iglesia la tenía escriturada

19 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay proyectos municipales que nacen mal, se desarrollan peor y, llegado el momento, se convierten en una pesadilla para el político que tiene la responsabilidad de conseguir que se ejecuten. Uno de esos proyectos es la instalación de un ascensor que facilite el acceso al barrio Sagrado Corazón, desde la calle que antes se llamó Carlos Azcárraga y ahora es Adolfo Suárez. En el nuevo intento de adjudicar la obra, los técnicos municipales y el concejal Daniel Piñeiro tropezaron con problemas de titularidad de la actual escalinata, que resultó no ser pública, como figuraba en el Catastro, sino de Abanca, pese a que la Iglesia tiene una escritura de propiedad sobre dicho acceso. Finalmente, Abanca decidió segregar la parte de la escalera del resto de su propiedad y el asunto de la propiedad parece por fin encarrilado. Pero después aún quedará la adjudicación de la obra.

Inicialmente, uno de los gobiernos lucenses presididos por el socialista José López Orozco decidió instalar dos ascensores para facilitar el acceso al Sagrado Corazón. Pero como la realidad es testaruda y los recursos económicos escasos, finalmente el proyecto quedó reducido al elevador de Carlos Azcárraga/Adolfo Suárez. Hubo sus más y sus menos hasta llegar a la adjudicación, pero, como todo llega, llegó el momento en que la obra estuvo por fin adjudicada. Ocurre que cuando las cosas arrancan mal, suelen desarrollarse mal. Cuando el propietario de la empresa se dio cuenta de que a los que había encomendado la presentación de la propuesta para competir en la adjudicación, habían ofertado 14 años de mantenimiento, renunció a la adjudicación. Vuelta al proceso para contratar la obra. En el Concello daban erróneamente por hecho que la escalinata actual, donde será instalado el ascensor, era de propiedad pública, porque así figuraba en el Catastro. Pero, no; no era así.

En el Obispado, atentos como están a las cosas del mundo materialista, conocieron por la prensa el proyecto municipal y comunicaron al Ayuntamiento que tenían una escritura de propiedad de esa escalera. En el Concello quedaron sorprendidos, señala el concejal Daniel Piñeiro. El documento era de los años 70 del siglo pasado. Dado que había tal escritura, el siguiente paso municipal fue acudir al Registro de la Propiedad a verificar la información. Y allí estaba registrada la escalera; pero a nombre de Caixa Galicia desde principios de los años 90, también del siglo pasado.

Renuncia

En el Obispado no hubo objeción alguna, señala Piñeiro, a reconocer que, existiendo la inscripción registral de la fecha indicada, su escritura de propiedad, transcurridos los plazos legales, no tiene valor real. En Abanca (antes Caixa Galicia) en Lugo parece que no tenían ni idea de que eran propietarios de tales escaleras. Pusieron manos a la obra para segregar del resto de la parcela la parte de la escalera para cederla al Concello. Visto lo engorroso de los trámites, encargaron el trabajo a una firma consultora. Según la información de que dispone Piñeiro, la documentación está preparada, será presentada en breve en el Concello y una vez aprobada la segregación, se firmará la correspondiente escritura notarial.

Una vez que el Concello sea titular de la escalera, pondrá en marcha de nuevo el proceso de limitación para contratar la instalación del ascensor.

Por otro lado, el concejal delegado de Infraestructuras Urbanas, Manuel Núñez, ha empezado a ocuparse de las gestiones necesarias para instalar, siguiendo la propuesta del PP, un ascensor en la avenida de As Fontiñas, que conecte esta con Ramón Montenegro.

En el Concello daban erróneamente por hecho que la escalinata era de propiedad pública