Pugna judicial por un décimo de lotería premiado con el gordo

xosé carreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Celebración en el bar Marcelino del gordo del Niño de 2014.
Celebración en el bar Marcelino del gordo del Niño de 2014. l. conde< / span>

La Audiencia interviene en el litigio entre dos particulares que pugnan por el dinero de un boleto

07 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta la Audiencia Provincial de Lugo llegó la pugna que mantienen dos vecinos de la zona de Sober por un décimo de lotería premiado con el gordo del Niño de hace dos años. Un hombre le reclama a una mujer la mitad del premio por entender que la papeleta la jugaban a medias, pero ella le advierte que, de eso nada, que la participación era exclusivamente de ella y que, por lo tanto, nada hay que repartir. El alto tribunal le da la razón.

Quien se considera legítimo propietario de la mitad del dinero no ha dudado en recurrir ante el Juzgado de Instrucción número 2 de Monforte para reclamar y también a la Audiencia. Va perdiendo.

El reclamante dice que días antes del sorteo compró dos décimos en el Bar Marcelino de Sober, uno de los cuales resultó premiado. Dice que iba a medias con una mujer que cobró el premio y se lo quedó.

La demandada asegura que jamás juega a medias con nadie y que es habitual que le encargue a terceras personas la compra de billetes de lotería a las que entrega el importe. Asegura que el 4 de enero de 2014 le pidió al que ahora la demanda que le comprase un billete del Euromillón, otro de la Bonoloto y un décimo de lotería. A cambio le dio 35 euros. El demandante cumplió su encargo y por ello obtuvo una propina de 3 euros.

La Audiencia ratifica el fallo inicial del juzgado que dice que la mujer le dio instrucciones al demandante para comprar el décimo de la lotería en la máquina, sin embargo lo adquirió en el bar. Resultó ser que el número que compró era igual al que jugaba habitualmente el demandante, sin embargo la justicia dice que esa circunstancia no le da derecho alguno sobre el décimo premiado. Además, era frecuente que la propietaria del boleto encargase la compra de lotería ya que su trabajo de interna, cuidando personas, no le dejaba tiempo para llevar a cabo esos trámites ella misma.