El recorrido, que acaba hoy, muestra una gran abundancia de peregrinos, casi todos jóvenes
20 mar 2016 . Actualizado a las 21:42 h.tercera etapa BOENTE (arzúa)-o pedrouzo (o pino)
La etapa de ayer, la tercera de la peregrinación, fue la primera que discurrió completamente por el Camino Francés. Conviene subrayar ese detalle ya al principio, puesto que la presencia de peregrinos en esta ruta contrasta de modo rotundo con la tranquilidad del inicio. El comienzo de la Semana Santa, con vacaciones para estudiantes, supone la primera avalancha del año, con una gran presencia de jóvenes entre quienes se dirigen a Santiago.
El paso por el Camino Francés permite caminar por tramos sin asfalto, caminos que no desgastan tanto y que además están bien señalizados. Por otro lado, se puede comprobar que los albergues, en días en los que su alta ocupación se acerca al lleno total, están bien acondicionados. Sin embargo, los servicios que se ofrecen a los caminantes contrastan con un detalle que una experiencia como la de estos días también pone de manifiesto: las pequeñas localidades donde hay albergues -el grupo salió ayer de Boente (Arzúa) y acabó la etapa en O Pedrouzo (O Pino)- carecen, por ejemplo, de un enfermero o de un fisioterapeuta que ayude a los peregrinos a reponerse de pequeñas lesiones que inevitablemente van apareciendo.
De todos modos, una experiencia como la de estos días, aun con la dureza de recorrer el Camino de Lugo a Santiago en solo cuatro etapas, no merece más que consideraciones favorables. Mientras tanto, para hoy, último día, se acordó iniciar el recorrido a las ocho de la mañana -estaba previsto iniciarlo a las nueve-, con idea de llegar a las doce del mediodía al Monte do Gozo, en donde aquellos que deseen llegar con el grupo a Santiago podrán incorporarse. El grupo prevé llegar al conjunto monumental a la una de la tarde para lograr el último sello.