Platos con retranca, con destino Bruselas

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

La cocina lucense y los productos gallegos tratarán de conquistar la capital belga

31 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los chefs lucenses Santi Almuíña (restaurante Colón) y Diego López (Bulló-Xantar), experto en cocina ecológica, se preparan para su cita de marzo en los fogones del hotel Silken Berlaymont, en Bruselas. Entre el 3 y el 5 será la segunda parada de Galician Gourmet Extravaganza Tour 2016-2017. La primera, de reconocimiento del terreno, fue el pasado año en Londres. La experiencia la calificó Santi Almuíña de «maravillosa», tanto por lo aprendido, como por los contactos que realizaron. Los consiguieron no solo los cocineros, sino también las empresas y profesionales del sector de la alimentación de diferentes puntos de Galicia que los acompañan.

El menú degustación que diseñó Almuíña, para preparar en el restaurante situado en las inmediaciones de la sede de la Comisión Europea, será diferente. Redujeron el número de platos de Londres de ocho a cinco. «Comprobamos -apuntó- que era imposible hacer dos pases, sentar a 80 personas y darles el menú degustación de ocho platos en hora y media. Nos pasamos de tiempo, hicimos esperar a nuestros clientes y eso ahora lo corregiremos».

A Bruselas llevarán «platos con retranca». «Queremos -confesó el chef- presentarlos de una forma divertida, amena e interactiva para que el cliente presuma que está comiendo, antes de saber que es lo que realmente está degustando».

«En cada parada -apuntó en referencia a la gira por ciudades relevantes, apoyada por el Igape, que finalizará en Nueva York en noviembre- el menú será diferente». «Siempre empezamos con un plato a cuyo sabor estén acostumbrados en el país del que se trate. Es como un libro. Si te enganchan las primeras páginas, lo acabas. En Bruselas elegí la empanada de mejillones con apio porque son sabores que le son muy familiares a los belgas», apuntó.

Almuíña no ha olvidado la experiencia de Londres. Llegaron al Meliá y se encontraron entre 40 y 50 personas dispuestas a ayudarles en la preparación.

«Cuando empezaron a entrar en las cocinas los productos con los que íbamos a trabajar -dijo- que eran todos de la máxima calidad, los jefes de cocina nos sorprendieron diciéndonos que ellos se quedaban, que iban a cocinar con nosotros e incluso llamaron a los jefes de cocina de otros hoteles». «Fue fantástico», añadió.

Latas de almejas de 40 euros

Llevaban todos los ingredientes para la preparación de los ocho platos. «Teníamos unas latas de almejas de 40 euros -señaló el cocinero- y fueron un éxito. Les parecieron incluso baratas, lo que no es extraño porque cuando llegamos, por dos cervezas y una hamburguesa nos cobraron en Picadilly más de 30 euros».

El chef lucense todavía recuerda las caras y expresiones de sus colegas -casi todos profesionales españoles, que se formaron en los fogones de Ferrán Adriá o Martín Berasategui- cuando abrieron la caja de queixo de San Simón y comprobaron el olor que despedía su contenido y su sabor, que nada tenía que ver con otros quesos ahumados con los que habían trabajado.

«Alucinaron -confesó - con el gallo de Mos. El jefe de cocina del Meliá dijo que nunca probara nada parecido y que le recordaba casi a la caza». «También se sorprendieron -añadió- con el porco celta y con sus sabores. Lo entendieron cuando les explicamos la forma de criarlos en libertad y de su alimentación».