En los próximos diez años, que se podrían convertir en quince, los buses urbanos de Raúl López parece que no van a presentar muchas novedades en cuanto a utilización de energías menos contaminantes. Por lo tanto la respuesta a la pregunta a lo que hará el pope del transporte por carretera por el medio ambiente es poco. Cierto es que todo tiene un coste, pero no falta quien asegure que el Concello tendría fondos suficientes con reestructurar el servicio los fines de semana.
López no ganó en el terreno ecológico a sus competidores en el concurso para lograr los buses de Lugo. Obtuvo 0,60 puntos, frente a los 0,80 concedidos a los catalanes de Moventia.
Lo que Aulusa presentó fue una oferta en la que señala que llevará a cabo un plan piloto de eficiencia energética, pero sería en el segundo año de concesión. Y se basaría en comprar un vehículo de fuentes energéticas diferentes al gasoil, pero no eléctrico.
En la oferta, dice la comisión que la revisó, se contemplan varios modelos que se corresponderían con la iniciativa, «máis a decisión acerca do modelo elexido realizaríase no primeiro ano de concesión».
Con posterioridad, la empresa realizaría una valoración de la experiencia piloto, en función de los estudios de ahorro de costes, eficiencia energética y financieros a determinar por el Concello.
En el caso que hubiese una decisión de variar el plan de renovación de la flota, tendría que ser con el consentimiento municipal, en base a los análisis y estudios que sufragará la concesionaria.
El gerente de Monbus, en la oferta para seguir gestionando el transporte público urbano en Lugo, dice que se compromete a obtener la certificación de varias normas ISO y a tener un sistema optimizado para el uso correcto de la energía. Advierte Aulusa que la norma ISO 14064 tiene carácter medioambiental y, entre otras cosas, certifica la huella de carbono. En la propuesta advierten que esa norma presta especial atención a los gases de efecto invernadero.
La oferta del empresario lucense en el plan de energías fue la menos valorada