«Hace 10 meses que espero que rebajen la acera. No puedo ni ir a la farmacia»

Laura López LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Esta joven denuncia barreras arquitectónicas que dificultan su día a día

03 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las barreras arquitectónicas -y su lucha contra ellas- marcan la tónica diaria de la vida de Alexia Prieto, una lucense de 32 años que se desplaza en silla de ruedas desde una lesión medular que sufrió cuando tenía 15 a raíz de un accidente de tráfico.

Los obstáculos comienzan nada más salir de su casa, en Garabolos, donde una acera sin rebajar y con un bordillo demasiado elevado le impide actividades tan cotidianas y necesarias como ir a la farmacia o a la frutería, porque no puede cruzar la calle. Tampoco lo puede hacer para ir a la parada de autobuses urbanos que van al centro y a la Ronda. Así que llegar a la academia de la Rúa Conde a la que acude dos días por semana para preparar las oposiciones para la Xunta le puede llevar hasta 50 minutos, en lugar de los 10 que tardaría sin barreras arquitectónicas. También necesita el autobús para acudir otros dos días a la semana a un taller de voluntariado en As Gándaras. Para ello, precisa tomar dos autobuses, uno hasta San Fernando, y otro desde Santo Domingo, y como «los horarios marcados en la guía municipal no se suelen cumplir», debe salir tres cuartos de hora antes. «Ahora estoy en paro, pero si estuviera trabajando no me podría permitir esos retrasos», aclara.

La vida sería mucho más fácil para esta joven haciendo un rebaje en la acera, como ya reclamó en un escrito que remitió en enero al Concello y como reiteró en numerosas llamadas y visitas que hizo a dependencias municipales a lo largo de este año, según relató: «Hace diez meses que espero que rebajen la acera. No puedo ni ir a la farmacia. Me están dando largas», afirma Prieto.

Entre las reivindicaciones que presentó esta joven en enero estaba la de eliminar un árbol o una farola de la acera para poder por lo menos acercarse al supermercado: «A finales del verano quitaron el árbol, así que al súper ya puedo ir», recuerda. Pero en el resto no hubo avances: «En julio vino un ingeniero a tomar nota de las reformas que habría que hacer. Yo le dije que el rebaje que más me urge es el de la acera que hay junto a La Caixa, porque así me evitaría cuarenta minutos de vuelta de autobús y podría ir a la farmacia, pero me comunicaron que para ello tendría que dar permiso Fomento así que no lo podrían hacer hasta septiembre. Pero siguen sin solucionarlo», continúa.

Otro de los obstáculos con los que se encuentra Prieto es de los autobuses urbanos. Relata que los vehículos modernos están equipados con rampa, pero los antiguos no la tienen: «En el Concello se comprometieron a que los cuatros autobuses que paran en mi zona serían accesibles, pero lo cierto es que lo suelen ser tres de ellos, así que tengo que ir trampeando», aclara.

Rampas en los buses urbanos

La buena voluntad de los conductores, explica, la va salvando de estos escollos: «Los conductores me cogen para subirme, pero no tienen por qué hacerlo. Eso sí, ya lo advertí en el Concello, en el momento en que ocurra cualquier accidente seguro que la culpa se la echan al conductor o a mí». Esta ayuda del conductor también es necesaria cuando, a pesar de contar con rampa el bus, hay coches aparcados en la zona reservada para las paradas, algo para lo que apela a la sensibilidad de los ciudadanos y a la labor sancionadora y disuasoria de la Policía Local: «En la parada de Santo Domingo y en la de Sindicatos casi siempre hay coches», aclara. A esto hay que sumar que pocas marquesinas quedan para resguardarse de la lluvia, algo de especial relevancia para esta joven que no puede emplear paraguas mientras se desplaza en la silla.

Otra de las dificultades que sufre habitualmente la encuentra cada vez que tiene que ir a la oficina del INEM en Campos Novos: «Tengo que ir acompañada, porque la cuesta es muy empinada, las aceras no están rebajadas y tienen farolas en el medio, y en la oficina no hay rampas y el montacargas no funciona».

Por todo ello, considera «vergonzoso» que Lugo opte a ser destino turístico accesible.

Alexia Prieto Lucense de 32 años en silla de ruedas