Tras la pista de una licencia de obra en una campaña singular

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

El PP arrancó de espaldas al consistorio
El PP arrancó de espaldas al consistorio

Lugo, ciudad mínima y apacible, vive con escepticismo saludable 

10 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lugo, ciudad mínima y apacible, vive con escepticismo saludable y un punto guasón las campañas electorales. Casi todas las campañas electorales las ha vivido así Lugo en los últimos años. Pero en esta que conduce al 24-M hay algo ligeramente distinto, tiene un no se qué de diferente. «Está rara», admite ese zahorí del voto que es el socialista Orozco. Y es verdad que es rara hasta en las formas, en el modo en que los candidatos escenifican su acercamiento al empadronado en condiciones de meter un voto en la urna. Los socialistas pasaron de participar en la pegada inaugural y el popular Castiñeira, para pasmo y sorpresa de muchos, hace más millas que un taxista ciudad arriba, ciudad abajo. Esta campaña se parece a las otras, sí, pero no es igual. Tiene de diferente, por ejemplo, que el partido que gobierna en el Ayuntamiento tiene martirizado al candidato popular y portavoz municipal (la oposición, por tanto) con una petición, que repite tercamente: ¡Enseñe -le dice- la licencia de obra de su casa de O Corgo! Y Castiñeira, igual de terco en su resistencia a atender la solicitud, se mantiene firme en su no; no la enseña porque, viene a decir, no le da la gana. Castiñeira sostiene que su casa de O Corgo es legal, y seguramente es cierto; los socialistas sugieren que la construyó sin licencia, y por algo lo dirán. Es esta, sí, una campaña rara, en la que el gobierno municipal le pide explicaciones a la oposición mientras culebrean por el escenario electoral un grupo de partidillos locales que buscan un lugar bajo el sol municipal.

Las encuestas que se van conociendo perfilan un paisaje político muy complejo en el Ayuntamiento lucense. Sin mayoría absoluta y con cinco colores representados en el salón de sesiones, el entretenimiento está asegurado. Para añadir más sabor al cocido, la proximidad de las elecciones generales hace muy difícil que los partidos con menos ediles se animen a participar en pactos de gobierno. En Ciudadanos, con Olga Louzao como cabeza de lista, son conscientes del riesgo, en una situación así, de acabar fagocitados por el PP; no lo son menos en el BNG y Lugonovo acerca de los peligros de embarcarse en aventuras con el PSOE. Tras el primer mandato de Orozco, el PSOE consiguió una mayoría absoluta y el Bloque, activo socio de gobierno, sacó como premio un varapalo electoral. Y aún porfió el BNG en buscar acuerdos con el PSOE y, estrenado el mandato que ahora acaba, volvió a pactar con él su entrada en el gobierno local. Vino después la imputación de Orozco en el caso Pokémon y los nacionalistas, hechos un lío, ataron el petate y volvieron a la oposición. Por entonces, por los pasillos consistoriales parecía escucharse la voz del poeta Joaquín de Mora recitando: «Y pues me aburre esta fiesta, / (que sostenéis con descaro)/ por lo caro / que me cuesta, / aunque de dolor estalle, / voy a salir sin reyerta/ por la puerta/ de la calle». Y no hubo apenas reyerta, pero sí salió el BNG por la puerta del gobierno; aún así parece que no perderá más de lo que ya perdió. Es una valiosa lección para neófitos.

Es una campaña especial esta que corre, sí. El aspirante popular ha empezado a lanzar al viento de los medios de comunicación su convencimiento (eso dice), de que Orozco, en realidad, no quiere ser alcalde y que lo que de verdad desea es sentar plaza de senador. Lo de encabezar la lista para las municipales forma parte, según interpretación de Castiñeira, de un acuerdo alcanzado entre Orozco y Besteiro. El candidato popular siembra dudas sobre las verdaderas intenciones de Orozco, como desde el PSOE abonan la sospecha acerca de la inexistencia de licencia de construcción para la casa de Castiñeira en O Corgo.

En el PPdeG algo ha empezado a moverse al calor de las elecciones. Quizá fue casualidad, pero en el primer día de campaña, el Concello fue informado por Cultura de que asumirá la mitad del coste de las obras de consolidación necesarias en el cuartel de San Fernando. El aspirante popular, tan poco acostumbrado a recibir buenas noticias desde la Xunta, seguramente habrá pensado que menos da una piedra. Aunque, bien mirado, si, por asociación, lo del cuartel recuerda que el PP se abstuvo en la retirada de las distinciones municipales concedidas a Franco y a algunos de los suyos igual... Y, pensándolo mejor, después de todo, ¿qué? En el PSOE también tienen lo suyo, que José Blanco se deja caer por Lugo y le echa un capote a Pachi Vázquez, que es como meterle el dedo en el ojo a Besteiro, jefe del socialismo gallego. Está claro: esta campaña electoral «está rara» en Lugo.

pulso lucense

Cultura confirma que correrá con la mitad del coste de las obras para consolidar San Fernando