El único acusado en la Enola Gay calla y el fiscal dice que hubo naufragio procesal

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

A varios imputados les fue retirada la acusación.
A varios imputados les fue retirada la acusación. alberto lópez< / span>

La abogada del letrado asegura que el caso es «un naufragio probatorio»

16 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La única persona de las 22 imputadas en la operación Enola Gay, puesta en marcha para desarticular una red que supuestamente se dedicaba a distribuir cocaína en Lugo, jugó al silencio en el juicio que tuvo lugar ayer en la Audiencia Provincial de Lugo. La vista fue la última escenificación de una investigación que fue destrozada porque no hubo quien se preocupara de dar validez a las escuchas telefónicas que llevaron a cabo los investigadores.

El dominicano N. E. M., conocido como Napo, fue el único que no consiguió librarse del banquillo. Ayer fue conducido a la fuerza para ser juzgado pero se negó a declarar. Busca la absolución con su silencio y podría lograrla, a pesar de que los guardias civiles que declararon en la operación lo sitúan como repartidor de la droga. De todos modos, la abogada del acusado estuvo muy al quite y en las conclusiones advirtió que la prueba era un desastre.

El veterano fiscal Jesús Álvarez se encontró con una operación a la que la Audiencia Provincial le había colocado en su día la soga declarando nulas las escuchas en las que podría tener su gran baza. Calificó lo sucedido como un «naufragio procesal», pero la letrada del acusado lo corrigió: «Más que naufragio procesal fue un naufragio probatorio».

El fiscal advirtió al tribunal que la anulación de las polémicas escuchas, puestas en marcha el 21 de abril del año 2005, no afecta en su totalidad a el Napo, porque antes de esa fecha los guardias ya lo habían pescado haciendo trapicheos. En este sentido, los agentes recordaron que los compradores iban a su piso en busca de la droga e incluso llegaron a levantar una acta para contabilizar este menudeo. Después fue montado el operativo que acabó en el desastre judicial.

El fiscal recordó al tribunal que el menudeo era de dos días antes a las escuchas, por lo que considera que no existe un «contagio» de la prueba. Álvarez recordó que la Guardia Civil tenía pruebas más que suficientes para considerar que Napo era un vendedor de cocaína.

La versión del teniente fiscal nada tiene que ver con la de la abogada del acusado quien aseguró que no había prueba suficiente. «Lo único -advirtió- son tres folios de un atestado. En el edificio donde vivía el acusado había tres pisos que estaban alquilados por otros tantos imputados. No está clarificado que los compradores fueran al inmueble de mi cliente».

Advirtió también de la existencia de un error. Napo no vivía en el octavo, como se recogía en el atestado, sino en el cuarto. «Es tan probable que los compradores fueran a un piso o a otro», advirtió la letrada.