Acusan de estafa al hombre que creó una naviera en Lugo para transportar caballos

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

El acusado, ayer en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2.
El acusado, ayer en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2.

El empresario, dedicado a vender semen de toro, se quedó con el dinero de tres socios

10 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El hombre que puso en marcha una naviera para transportar caballos sin tener barco fue juzgado ayer en Lugo acusado de un presunto delito de estafa. A. C. A. se enfrenta a una petición de dos años de prisión porque supuestamente se quedó con el dinero que le entregaron tres marinos a los que prometió participación en la empresa y también un puesto de trabajo. Le aportaron cantidades que oscilan entre los 4.000 y los 7.000 euros y en ningún momento las devolvió a pesar de que la empresa no llegó a funcionar hasta el momento.

El acusado tenía otra empresa con la que se dedicaba a la importación y exportación de ganado, así como también a la venta de semen de toro y embriones. Según reconoció ayer, la crisis en el sector ganadero le hizo replantearse el negocio y optó por planificar la naviera con la finalidad de dedicarse al transporte de ganado. Pretendía llevar las reses especialmente a Canadá y países de Sudamérica. La crisis, dijo, le paralizó el proyecto que, según declaró uno de los socios, es viable.

La naviera tenía su sede en un entresuelo de la zona de la Ronda do Carme en Lugo. Alguno de los afectados por la presunta estafa dijo que le había mosqueado al ver que en la oficina en cuestión solo había ordenadores, pero estos estaban apagados.

El fiscal explicó que antes de mayo de 2009 el empresario ofertó a través de una web especializada en cuestiones marítimas, la posibilidad de contratar tripulación para un barco que preveía comprar después del verano por parte de una empresa que ya tenía creada el acusado y que se dedicaba a la importación y exportación de ganado.

A uno de los perjudicados le dijo que una de las condiciones de trabajo era que los miembros de la tripulación contratados debían adquirir obligatoriamente participaciones sociales para constituir la naviera. El importe era de 7.000 euros y el perjudicado efectuó un anticipo de 4.000. Otro de los afectados ingresó los 7.000 juntos mientras que el tercer perjudicado efectuó dos entregas, una de 4.000 y otra de 1.003 euros. La fiscala del caso explicó que el acusado se apoderó de las cantidades de dinero sin constituir nunca la naviera, ni tampoco devolver el dinero que recibió.

El imputado dijo que él no había puesto anuncio alguno en la web de la que habla el fiscal. Simplemente aclaró que el anuncio lo hizo en la página de la Escuela Náutica de A Coruña y después fue llevado por particulares a un foro especializado.

A. C. A. expuso sus planes que consistían en contratar marineros que fueran socios de la empresa para que así estuvieran «más motivados con el proyecto». Destacó que el dinero que entregaban era a fondo perdido por participar en la sociedad, sin embargo los afectados dijeron que nunca les llegaron a explicar tal cuestión. El acusado dijo que los inversionistas afectados se asustaron y se echaron para atrás. El proyecto contemplaba, incluso, que fuera un médico en un barco, que no hubiese transportes en Navidad para que la tripulación estuviese con su familia. También planeaba abrir una casa para los empleados para que, si querían, explotarla como si fuese de turismo rural.

Reconoció que no les devolvió el dinero ni tampoco les presentó nunca cuentas porque la empresa no llegó a tener actividad. Contó como había ido con un socio y su hijo a Bergen (Noruega) para ver un barco por el que le pedían un millón de euros de los cuales tenía que adelantar un 10%. La embarcación, según dijo uno de los afectados, era de procedencia coreana.

El acusado también dijo que, pese a las denuncias de que fue objeto, siempre trató de seguir adelante a su proyecto que no se materializó «porque se complicó mucho la cosa». «No había ventas y en vez de importar pensamos en exportar», aclaró. En su declaración explicó que en sus planes estaba la adquisición de una gran finca (hizo gestiones en O Corgo y Vilalba) para que el ganado que pretendía transportar estuviera en cuarentena. El acusado declaró que el dinero que le dieron era a fondo perdido.