En A Pintinidoira cuando se pregunta cuántos vecinos son todos dicen siete. Y las cuentas no salen. Para ellos, vecinos es igual a casas y esas son las que están habitadas. En la actualidad hay 20 habitantes, dos de ellos niños, pero la mayoría personas ancianas aunque activas. Tienen claro que han nacido en el pueblo y morirán en el pueblo. Y los que tienen hijos también tienen claro que prefieren que estén fuera de la vida dura de la aldea. Hoy las comunicaciones, salvo los días de intensas nevadas, son mejores, y Lugo o Becerreá están más cerca que antes. En tiempos llegó a vivir medio centenar de vecinos, pero muchos emigraron o a Barcelona o la capital lucense.
Por eso, uno tiene la sensación de que está asistiendo al fin de una generación que levantó Galicia como pudo desde el rural y ahora se escapa en el olvido de las administraciones. Con ellos, se marcha un estilo de vida, que incluso en las peores condiciones, como un temporal de nieve, mantienen con la mayor dignidad posible.