Liñares y su socio Gesto planeaban un embalse en Ribeira de Piquín

Xosé Carreira LA VOZ / LUGO

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

Calculaban que obtendrían unos ingresos de 150.000 euros al año

05 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Entre los proyectos que tenía entre manos el expresidente de la Hidrográfica del Miño figuraba un pequeño embalse en el municipio de Ribeira de Piquín. Se trataría de una central que explotaría directamente Francisco Fernández Liñares en colaboración con su socio Miguel García-Gesto. Además, los investigadores consideran que ambos imputados están relacionados con el proyecto de la fábrica de la luz, ubicada en Lugo en el paseo del Miño, frente al barrio de San Lázaro.

También en este caso las escuchas telefónicas fueron determinantes para conocer las presuntas actividades, relacionadas con la Confederación Hidrográfica que presidía, que pretendía llevar a cabo el exconcejal lucense. En una conversación que mantuvieron ambos el 10 de febrero de 2012, Gesto dijo a su interlocutor que tiene que darle una buena noticia. Le explicó que el kilovatio no estaba «tan primado» y que en el mercado libre estaba a 0,6. «En ese caso no es tan desastrosa la cosa», respondió Liñares.

Miguel García Gesto explica al exedil que hay una alternativa para «Ribeira de Trive». Los investigadores aclaran que se trata de Ribeira de Piquín. Sigue la conversación y el ya aludido empresario habla de los proyectos hidroelécticos que tiene en mente. «Haciendo algo similiar a lo de la fábrica de la luz, sale. Un canal pequeño con ese caudal, una central fluyente y punto», aclaró.

En el transcurso de la conversación, Liñares se interesó por conocer si la inversión era alta y si daban los cálculos financieros y García-Gesto volvió a referirse al precio del kilovatio. «Al ser mercado libre baja de 0,8 a 0,6, aunque creía que bajaba a 0,3», precisó. Seguidamente le explicó que el proyecto «había que dárselo a gente innovadora».

Liñares se interesó por la denominada ganancia de cota y su interlocutor le explicó que se trataba de una central pequeña a pie de presa con una rentabilidad de 100.000 a 150.000 euros al año. La inversión que calculaban oscilaba entre los 500.000 y los 600.000 euros. Se deduce de la conversación que trataban de no perder la concesión. En el marco de este proyecto, los investigadores aprecian que Miguel habló ya con un subdirector, que él define en la conversación como «un tío muy majo», hecho que Liñares confirma. En el desarrollo de la conversación, García-Gesto explica a su interlocutor el «tema» de la fábrica de la luz y le dice que «estará listo en el plazo de un mes».

Liñares, de nuevo, volvió a retomar el precio del kilovatio y señaló: «Con 0,6 es para pensarlo, pero con 0,3 era un riesgo», añadió. Seguidamente se mostró partidario de darle el proyecto a «alguien en paro y que se lo estudie por 5.000 euros». «Es una buena idea, porque se ahorra», le recordó su socio.

Energías renovables

Explica la jueza en un auto de prórroga de escuchas telefónicas que Liñares tenía una «gran relación» con Miguel García-Gesto, «manteniendo diversas conversaciones en las que ambos evidencian un gran interés por las energías renovables, solares y eólicas.

Recuerda la instructora que alrededor de la fábrica de la luz se producen una serie de llamadas en las que los interlocutores toman medidas con el fin de intentar ocultar el contenido de las mismas. En ocasiones optaron por verse en persona.