Fiesta en el pueblo por la absolución del abuelo coraje

Xosé Ramón Penoucos Blanco
x. r. penoucos SARRIA / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Benjamín Santas mató de un disparo a su vecino José Bruzos cuando, presuntamente, este pretendía matarlo a él y a sus dos nietos

22 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los 1.600 habitantes del concello lucense de O Páramo ya tienen su héroe, Benjamín Santas, el octogenario que en el 2009 mató de un disparo a su vecino José Bruzos cuando, presuntamente, este pretendía matarlo a él y a sus dos nietos y que el pasado miércoles fue absuelto por un jurado popular. Los vecinos del bautizado como abuelo coraje, esencialmente los de su parroquia, Friolfe, mostraron su apoyo al anciano desde el principio. Los antecedentes de uno y otro pesaron mucho en este caso. O Bruzos era conocido por su comportamiento violento, sobre todo cuando actuaba bajo los efectos del alcohol, como cuando hirió con arma blanca a un médico del centro de salud de Sarria. Benjamín Santas es la otra cara de la moneda: un venerable, apreciado y pacífico hombre de 81 años.

El azar quiso que la noche del 24 de enero del 2009 su destino se entrecruzara con el de O Bruzos. Benjamín estaba al cargo de sus dos nietos en el domicilio familiar mientras que sus padres acudían a un velatorio en A Pobra de San Xiao. El teléfono sonó. Era Bruzos, quien le preguntó si estaba solo en casa. Este se dirigió luego a la casa y tras forzar la puerta le gritó al anciano que o él lo mataba o haría lo propio con Benjamín y sus dos nietos. El abuelo coraje fue a buscar una escopeta al piso superior y disparó. «Matei a un bicho forte que ía a por min e os meus netos», afirmó el anciano en el juicio.

La libertad sin fianza que decretó dos días después la jueza de Sarria ya supuso en su momento un dictamen sin precedentes. Cuatro años después, apoyado en todo momento por sus vecinos, un jurado popular lo absolvió al considerar que había actuado en defensa propia y presa de un miedo insuperable.

El veredicto era ayer casi el único tema de conversación en O Páramo. «O Bruzos é como O Cid, danos a lata ata despois de morto», decía un vecino en el bar Santas, cuyo dueño, Avelino López, fue uno de los treinta que acudió a declarar a Lugo. «Creo que ninguén falou a favor do Bruzos», indicó. Él le había prohibido la entrada en el local. «O problema do Bruzos era a bebida», señaló otro de los parroquianos. «Pode ser, pero algunha ten feito tamén sen estar bébedo», comentó otro. La realidad es que aquella noche de enero los forenses analizaron su sangre y la tasa de alcohol era de 2,38. Pero O Páramo ya presume de abuelo coraje. Muy a pesar de Benjamín.