Despois de 60 anos entre as abellas, a confianza fastidioume»

benigno lázare LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

MANUEL

Días antes de tener que ser hospitalizado lo habían mordido avispas

21 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La cara hinchada y la lección bien aprendida son las dos secuelas que le quedan a Hortensio Martínez Fernández del ataque de un enjambre. Ocurrió el pasado domingo en la parroquia fonsagradina de Carballido y tuvo que pasar esa noche en el HULA, pero el lunes a mediodía ya regresó a su casa. «Non teño ningunha dor e tampouco a tiven xa no hospital porque o médico da Fonsagrada púxome tres inxeccións no primeiro momento».

Hortensio, un jubilado de 84 años aficionado a la apicultura desde hace más de 60, sufrió múltiples picaduras en múltiples ocasiones, pero nunca le causaron una reacción alérgica ni recibió un ataque de esta envergadura. «Despois de 60 anos andando entre as abellas, a confianza fastidioume», reconoce. Asegura que nunca más volverá al lugar en el que le ocurrió el percance y que se limitará a atender, protegido, los trobos que tiene cerca de su casa. Pero su mujer, Arsila, pone en duda que renuncie a su afición y se conforma con que vaya siempre con careta y con la ropa de protección que tiene. Casualmente, unos días antes lo habían mordido unas diez avispas cuando estaba recogiendo patatas en una finca pero, como de costumbre, le produjeron algo de dolor y nada más.

El veterano apicultor cometió la imprudencia de meterse en medio de las colmenas vestido solamente con un pantalón y con una camisa de manga corta. También llevaba un sombrero de paja que impidió que lo picaran en la cabeza. De todas formas, las abejas estaban muy mosqueadas porque el día anterior les habían sacado la abundante cosecha de miel. El propietario también atribuye esa inusitada agresividad al caluroso día de tormenta.

Entre la escasa maleza

Hortensio relata que sobre las seis de la tarde del domingo, acompañado por el hijo de un sobrino, bajó a la parcela en la que tenía las colmenas, en un pendiente monte junto al río Rodil. Descendió hasta el fondo a llevar unos cuadros y al llegar fue invadido por una nube de abejas. El chico, que se percató de lo que le ocurría, se le acertó, le tiró encima un chaleco y echó a correr para que avisasen al servicio de emergencias.

El jubilado también echó a correr monte arriba intentando meter la cabeza y restregarse entre la escasa maleza. Llegó al camino en la parte superior y con la rama de un pino se sacudió las que aún le quedaban. «Nunca cheguei a perder o sentido e cando viñeron xa estaba eu camiñando pola pista», recuerda.

Lo llevaron en un coche hasta el campo de fútbol de Gromaz, la aldea de Carballido más próxima, de la que es natural. Su familia había avisado al médico de A Fonsagrada y también estaba anunciado un helicóptero, que tuvo problemas y no acudió. Lo atendió el profesional fonsagradino y fue enviado a Lugo en una ambulancia medicalizada.

Dicen que el número de aguijones era tan grande que uno de los brazos estaba lleno de puntos blancos. Se los sacó el doctor con alcohol, además de inyectarlo, pero aún llegó a Lugo con algunas abejas metidas entre la ropa. En el hospital permaneció en observación y durmió todo el tiempo.

las secuelas de las picaduras de un enjambre a un fonsagradino