«Laxe tiene un encanto especial, atrae por su relax»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Veranea desde 1982 en la localidad, de donde es su marido

26 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hace treinta años que María Dolores Rodríguez Arnao conoció Laxe, y ya no lo abandonaría. Madrileña de tercera generación, con un bisabuelo natural de Reinante (Lugo), llegó a este pueblo de la Costa da Morte de la mano de su marido, el médico Antonio Gómez-Pan, hoy jefe del servicio de Endocrinología del hospital La Princesa de Madrid, y natural de Laxe, con quien se había casado un año antes. Eran, puede decirse, sus primeras vacaciones en la localidad, costumbre que se mantiene desde entonces y que a veces se incrementa si tienen cuatro o más días libres para disfrutar.

Dolores no conocía Laxe, pero era casi el único lugar de Galicia en el que no había estado. A Galicia venía desde niña, con sus padres. Pasó temporadas en Baiona, Cangas do Morrazo, Pontevedra, Viveiro, Cedeira... Tuvo la suerte de que su padre, Antonio Rodríguez Rodríguez, profesor de Patología General de la Facultad de Medicina de Madrid y también licenciado en Filosofía, era un enamorado de Galicia. «Era un humanista, un hombre culto, le encantaba Galicia desde niño», explica María Dolores Rodríguez.

Escribió mucho sobre Galicia y es autor de un libro icónico y de culto (no hay más que leer las opiniones en los foros bibliográficos especializados) sobre el país, Fisonomía y alma de Galicia, presentado en 1989, en A Coruña, por Alfredo Conde. «Con mi padre aprendí a amar Galicia desde niña», recuerda. Tanto, que incluso se sabía el Himno Galego, entero, desde 1970, hecho que sorprendió al que sería su esposo.

También había estado por la Costa da Morte. «Por Cabo Vilán, O Ézaro, Malpica... Por todo, pero no por Laxe, curiosamente». Quedaba un poco apartado y no coincidió. Hasta que coincidió de verdad.

En 1982 ya bautizaron en la iglesia de Santa María a su primer hijo, Pablo, y tres años más tarde llegaría Antonio. Dolores recuerda aquellos primeros años: «Era un lugar muy relajado y acogedor, con la familia, entonces aún toda, maravillosa, con amigos que tenemos desde entonces, que son entrañables». Echa de menos «a la gente que falta». Le gusta ver que cada vez hay «más niños pequeños», y lamenta profundamente la existencia de las dunas de la playa, «algo nefasto, porque son artificiales, no naturales, debidas al espigón, antes no estaban». Tampoco le ha gustado mucho la desaparición de algunas casas tradicionales «y preciosas».

Afirma que Laxe es «un pueblo que tiene un encanto especial, que atrae por su relax, la arena blanca, el agua transparente, las vistas desde O Muíño y Santa Rosa, las fiestas, el entorno, las procesiones tan emotivas, la iglesia, pasear por el valle de Traba o hasta Borneiro... Es una maravilla».

retornar a... LAXE MARÍA DOLORES RODRÍGUEZ ARNAO

21 de marzo de 1951 (61 años)

Madrid. Veranea en Galicia y Laxe, de donde es su marido, desde hace décadas

Jefa de la Unidad de Metabolismo y Endocrinología Pedriátrica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid