A pesar de sus extensos conocimientos de química y de su pericia técnica como analista -según precisa Carro-, Casares sabía reconocer sus propios límites. «Cuando no tenía mucha certeza sobre los efectos de un determinado tipo de agua, decía: ?que opinen los médicos?».
El presidente de la Academia de Medicina opina por otro lado que a pesar de los avances realizados por la farmacología desde el siglo pasado, las investigaciones de Casares sobre las aguas medicinales pueden seguir siendo útiles en la actualidad a la hora de combatir determinadas dolencias. «En el tratamiento de muchas enfermedades crónicas, las medicinas no tienen un efecto más saludable que los balnearios y las aguas medicinales, a diferencia de los productos farmacéuticos, no tienen contraindicaciones, así que los manantiales que estudió Casares todavía nos pueden seguir valiendo», apostilla.