Antonio Casares, un pionero de la hidrología médica gallega

Francisco Albo
francisco Albo MONFORTE / LA VOZ

LUGO CIUDAD

La Academia de Medicina de Galicia destaca la aportación del químico monfortino al uso terapéutico de los manantiales

14 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia destacará la aportación de Antonio Casares al campo de la hidrología médica en el homenaje que tributará al célebre científico en Monforte el día 28, coincidiendo con el bicentenario de su nacimiento. El estudio y la divulgación de las propiedades curativas de los manantiales gallegos, por los que el químico monfortino mostró gran interés durante toda su vida, se considera como una de sus contribuciones más importantes en el terreno de la medicina, junto con sus experiencias pioneras en la anestesia y sus trabajos relacionados con la nutrición y la dietética.

El presidente de la referida academia, José Carro Otero, señala que para comprender la importancia del trabajo de Casares en este campo hay que situarlo en su contexto histórico. Cuando Casares estudió y divulgó las aguas mineromedicinales gallegas -las de los manantiales de O Incio, Lugo, A Toxa, Caldas de Reis, Cuntis, y Carballo, entre otros-, la hidrología era un recurso imprescindible para tratar muchas enfermedades. «En el siglo XIX la farmacología era precarísima y los tratamientos balnearios tenían un peso que no empezarían a perder hasta el segundo tercio del siglo siguiente, cuando empezó a haber un arsenal farmacológico importante», explica. «Por ejemplo, en esa época no se podían recetar unas simples cápsulas, como se hace ahora, para combatir las dolencias relacionadas con la carencia de hierro y el único remedio era enviar a los enfermos a manantiales de aguas ferruginosas como los de O Incio», agrega.

Procedimientos avanzados

Carro recalca por otra parte que en sus análisis de aguas medicinales Casares utilizó los procedimientos técnicos más avanzados que existían en su época. «Era un gran químico analítico y podía realizar unos análisis muy depurados porque estaba al corriente de todos los descubrimientos que se hacían por entonces -apunta-, hasta el punto de que fue capaz de detectar la presencia del cesio y el rubidio en algunos manantiales gallegos muy poco tiempo después de que estos elementos químicos fuesen descubiertos».

A pesar de sus extensos conocimientos de química y de su pericia técnica como analista -según precisa Carro-, Casares sabía reconocer sus propios límites. «Cuando no tenía mucha certeza sobre los efectos de un determinado tipo de agua, decía: ?que opinen los médicos?».

El presidente de la Academia de Medicina opina por otro lado que a pesar de los avances realizados por la farmacología desde el siglo pasado, las investigaciones de Casares sobre las aguas medicinales pueden seguir siendo útiles en la actualidad a la hora de combatir determinadas dolencias. «En el tratamiento de muchas enfermedades crónicas, las medicinas no tienen un efecto más saludable que los balnearios y las aguas medicinales, a diferencia de los productos farmacéuticos, no tienen contraindicaciones, así que los manantiales que estudió Casares todavía nos pueden seguir valiendo», apostilla.