Cristina González (Mieres, 1988) y Ana Pascual (Logroño, 1989) estudian veterinaria en Lugo. Ambas iniciaron anteayer una aventura en los montes de Aragón. Participarán, como apoyo, en la Pirena, la carrera de trineos de perros que se prolongará hasta el 4 de febrero.
González y Pascual fueron seleccionadas como ayudantes del equipo veterinario que cubrirá la competición. En la nieve de los Pirineos, se convertirán en las guardianas de los perros.
Ana Pascual tiene cinco samoyedos. No obstante, confiesa que su deseo es especializarse en el tratamiento a caballos. «También estuve en Cabo Verde, trabajando con tortugas. La experiencia en la Pirena será irrepetible», indica.
Ambas recibieron un curso de medicina deportiva hace diez días. Ya saben lo que pueden encontrar cuando trabajen para preservar la salud de los canes. «Los perros sudan por la lengua y, en la montaña, son bastante habituales los golpes de calor. A veces llegan a la meta y hay quince bajo cero. La temperatura del cuerpo no les baja después de correr y hay que cubrirlos con hielo», explica Ana Pascual. «Son habituales las diarreas, las hipertermias y los bajones de glucosa, porque acaban la jornada muy cansados», añade Cristina González.
Pese a que la Pirena dio sus primeros pasos con un carácter lúdico, la competitividad crece con el paso de las temporadas. «Se están realizando cruces de huskies con perros de caza para ganar velocidad», manifiesta Cristina. «Hay los guías, los de potencia y los de fuerza. Lo ideal es un equipo con un 60% de hembras y un 40% de machos», apunta Ana.
Ellas van preparadas para combatir el frío. «A veces, el agua se congela en el termo», comenta Cristina. «Los perros que reciben tratamiento son eliminados de la carrera», dice Ana.