Acceder al santuario de Santa Eulalia sigue siendo un misterio

cris L. Graça LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Las señalización para acercarse hasta el templo todavía es insuficiente

12 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las indicaciones para llegar hasta el templo de Santa Eulalia de Bóveda continúan siendo mínimas y la situación ya es alarmante. Los visitantes se ven desorientados al intentar acceder a este santuario del siglo III, situado a 14 kilómetros de Lugo, y no saber si la dirección que han tomado es la correcta. Apenas se observan dos señales desde la salida de Lugo con dirección a Friol y en el desvío con dirección a Santa Eulalia. Al llegar al lugar, no se aprecia la oficina; pero al preguntar a uno de los lugareños, este nos indica cuál es su ubicación.

En la puerta del santuario, los visitantes reparan en un cartel con una flecha que señala el lugar a donde hay que dirigirse para encontrar al encargado.

Al solicitar información en la oficina de Turismo de Lugo sobre el horario, desde allí nos aseguran que es de 8,30 a 14.30 horas de lunes a viernes; pero este tema sigue siendo desconcertante ya que el cartel que se encuentra en la puerta se ha modificado desde el pasado mes y en varias ocasiones los visitantes acudieron al lugar teniendo que regresar sin verlo porque la oficina estaba cerrada. Además muchos son los turistas que se han quejado de que el monumento no conste de horario de tarde en verano, ya que es cuando turistas realizan más visitas.

Encargado

La persona encargada de abrir y cerrar el monumento facilita a los visitantes un tríptico en el que se muestra las fases de reconstrucción de Santa Eulalia y, a su vez, acompaña a los visitantes hasta el templo pero no realiza ningún tipo de explicación a menos que el turista realice alguna que otra pregunta, que, llegado el caso, responde sin problema.

El guía comenta que recibe numerosas visitas todo el año, llegando incluso autobuses contratados por franceses o alemanes, aunque en verano los que más se acercan son turistas nacionales. Como anécdota nos cuenta que, hace unos meses, los alumnos y profesorado del colegio de Friol visitaron el lugar y a pesar de la cercanía, muchos de los niños y algún que otro profesor no conocían su existencia.

Después de responder a varias preguntas sobre la piscina cubierta por la bóveda de cañón que está en su interior o la fachada, el guía procedió a cerrar el templo sin mostrar interés alguno por difundir este ejemplar artístico único en el Occidente europeo.

crónica un patrimonio poco accesible