La falta de fondos impide datar el yacimiento de Arbo, que puede ser el más antiguo de Galicia

L.Míguez ARBO/LA VOZ.

LUGO CIUDAD

Las herramientas encontradas en la primera campaña, recién acabada, superan los 250.000 años

18 nov 2010 . Actualizado a las 11:43 h.

Escribir la historia tiene precio. El capítulo que podría convertirse en el más antiguo de Galicia, centrado en el Paleolítico, cuesta 3.000 euros. Tanto y tan poco para conocer la fecha exacta de los restos encontrados en el yacimiento de Arbo. Aunque por sus características los expertos saben que los útiles encontrados tienen más de 250.000 años, para conocer con exactitud su antigüedad es necesario enviarlos a Burgos.

Allí se encuentra el único laboratorio de España, y uno de los pocos del mundo, que realizan las pruebas de Resonancia Paramagnética de Espín, método con el que se puede conocer la fecha en la que los habitantes del Alto Miño fabricaron las hachas y otras herramientas encontradas en el municipio de A Paradanta.

La inversión es lo único que separa al equipo investigador de conocer el resultado final de sus trabajos, que se iniciaron a comienzos del verano y terminaron la semana pasada. En total se investigó una superficie de 14 metros cuadrados, de la que se extrajeron decenas de piezas que ahora esperan para ser estudiadas y analizadas.

Investigadores

«Teníamos la intención de realizar la datación por el método de la luminiscencia óptica estimulada, que es más barato, pero en vista de la importancia y el interés de los restos optamos por el otro, que es más exacto, recuerda Eduardo Méndez Quintas, director de la sección de Geografía, Historia, Arqueología y Etnografía del Instituto de Estudios Miñoranos. La agrupación se encargó de financiar las investigaciones, que consistieron en mantener a la veintena de voluntarios que participaron en las excavaciones. Pero asumir los 3.000 euros necesarios en la actualidad para los análisis resulta inviable.

Por eso hacen un llamamiento a las administraciones para que se impliquen en el proyecto, puesto que hasta ahora el único apoyo ha sido el de la Universidad de Vigo, que cedió el material necesario que utilizaron para retirar las evidencias de la finca, de carácter privado.

En estas labores participaron también el geólogo Alfredo Pérez González y el arqueólogo Manuel Santorja, ambos vinculados al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos.

Otros restos

La sorpresa de todos los participantes cuando empezaron a trabajar sobre el terreno convirtió una simple exploración en un capítulo básico del Paleolítico gallego. Sobre todo por su estado de conservación, puesto que aunque los restos localizados en los años 60 en As Gándaras de Budiño pudieran ser más antiguos, las dataciones erróneas con el carbono 14 (que solo reconoce una antigüedad máxima de 50.000 años) los desestimaron. Entonces se creyó que los primeros ocupantes de Galicia partían de un retraso en el desarrollo respecto al resto de Europa, algo que se ha descartado finalmente y que corrobora el caso de Arbo.

La esperanza es que se mantenga intacta la zona para seguir con su estudio y no ocurra lo que pasó en O Porriño, donde el progreso y los polígonos industriales terminaron destruyendo los restos arqueológicos encontrados.