«No les interesa ni se fijan en este tipo de presas -explica Isabel Barja-, ellos hacen una selección positiva hacia corzos y jabalíes, lo que significa que los buscan; una selección neutra hacia los ciervos, que les resultan indiferentes, y una negativa hacia el ganado». De hecho, la investigadora recalca que en O Invernadeiro, que conoce bien porque es natural de Campobecerros, «no ha habido ningún ataque a la cabaña ganadera. No les interesa, pese a que tenían a su disposición vacas, caballos, potros y terneros».
Uno de los aspectos más importantes que se desprenden del análisis de la dieta de los lobos es que el consumo de ungulados salvajes y domésticos no depende de su disponibilidad o abundancia, sino que son ellos los que marcan sus preferencias. ¿Por qué? La hipótesis de lo que ocurre en los carnívoros de O Invernadeiro es que se trata de un comportamiento heredado. Pero esta situación no parece coincidir con la de los hábitos de los cánidos de otras partes de Galicia. En zonas de Lugo, por ejemplo, el 90% de sus presas son cánidos. Pero en Galicia en general, las indemnizaciones por ataque al ganado se han triplicado entre los años 2004 y 2007.