Los servicios de limpieza recogieron 4 toneladas de basura en la carballeira

LUGO CIUDAD

14 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La esperada y a la vez temida Festa da Carballeira 2008 fue «la más tranquila de los últimos años», según destacaron ayer tanto responsables de colectivos vecinales como las fuerzas policiales que controlaron la seguridad durante una celebración que, de nuevo, careció de autorización. Al contrario que en ediciones anteriores, durante la calimochada del miércoles no se produjeron incidentes de consideración ni destrozos en el mobiliario urbano. Prueba de esta calma es que la Policía Local de Lugo únicamente recibió la queja de un vecino de la calle Campos Novos, que llamó a las dependencias policiales pasadas las diez de la noche protestando por el elevado volumen de la música.

Las consecuencias más visibles de la juerga universitaria fueron sin duda las toneladas de basura que Urbaser comenzó a recoger a las 06.45 horas para que la carballeira de Acea de Olga recobrase lo antes posible su estado habitual. En este sentido, la empresa concesionaria del servicio de limpieza afirmó que en total se reunieron cerca de cuatro toneladas de basura (3.480 kilos). Sin embargo, fuentes municipales aseguraron a la agencia Efe que el macrobotellón universitario dejó en la carballeira del campus 15.000 kilos de residuos. Una cifra que especialistas en la materia calificaron de «excesiva», teniendo en cuenta que en el robledal lucense se concentraron unos 3.000 estudiantes, por lo que sale una media de 5 kilos de desperdicios por persona.

En lo que sí coincidieron fue en el dispositivo de limpieza, reforzado para la ocasión. Tres camiones, dos barredoras, dos cisternas, un motocarro y quince operarios -más tarde se incorporó alguno más- participaron en las tareas de recogida y limpieza, que se prolongaron durante toda la mañana hasta el mediodía. Aunque no estuvo en la ciudad amurallada esa tarde, el presidente de la asociación vecinal O Carballo-Acea de Olga-A Tolda, Ramón García, subrayó que ningún vecino de la zona le había transmitido ninguna queja, señal de que la celebración se desarrolló dentro de los límites del civismo.

En esa idea coincidió el propietario de la conocida Bodega de Pedro. «Foi unha festa dez, os rapaces comportáronse como verdadeiros campeóns», sostuvo. En su opinión, la mayor presencia de fuerza pública -varias patrullas de la policía local y la policía nacional-, el refuerzo en el número de contenedores y la instalación de letrinas móviles en las inmediaciones fueron determinantes para el éxito de la cita. «Non tivemos nin un triste problema, nin siquiera no tema dos servicios. A carballeira deste ano foi unha gloria, nada que ver cos primeiros anos en que se celebrou», finalizó. Al parecer, varios agentes de policía se infiltraron en el festejo, con la intención de multar acciones «incívicas», como orinar al aire libre.