Una visita a las tierras de Budián

La Voz

LUGO CIUDAD

Un lugar del municipio de Pantón, al que se accedía antaño con gran dificultad, ofrece un marcado interés por sus valores paisajísticos y culturales

11 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Hasta hace un par de décadas, llegar al pueblo de Budián, en Pantón, era toda una aventura. La cosa era más grave cuando un vecino caía enfermo y el único medio de transporte era el caballo. Decía entonces la gente que Budián era «o cabo do mundo». Hoy es mucho menos problemático llegar a este lugar, que merece una visita por su notable interés paisajístico y cultural. Para ello hay que salir de Ferreira de Pantón por la carretera que lleva a Serode y A Arribada. En este último lugar hay que desviarse a mano izquierda hacia Acedre y Budián, a donde se llega tras recorrer ocho kilómetros.

Por Budián pasaban varios caminos. El más importante era el llamado Camiño Real, que partía del monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, cruzaba el río y corría paralelo a la vía del tren hasta el lugar de A Amieira, en Frontón. A continuación pasaba por las inmediaciones del arroyo de Santomé y subía hasta Budián para seguir hacia Acedre y Ferreira. Este camino se utilizó hasta mediados del siglo pasado y por él pasaron muchos mulos con odres de vino procedentes de las riberas del Sil y del Cabe, con destino a Lugo.

Otro camino muy transitado, que discurría por encima del Camiño Real, era el que comunicaba con la estación de Santo Estevo pasando por A Reboucia, una zona en la que existían extensas praderías y a la que los vecinos llevaban el ganado a pastar. Después el camino sufría un acusado descenso hasta llegar al Coto de Santomé, de donde se extraían grandes cantidades de leña para el consumo doméstico. La de alcornoque o sobreira era la que más abundaba, pero no era de las más apreciadas para utilizar en las lareiras, ya que ardía muy mal y desprendía bastante humo. «Tìñamos moita necesidade e non había outra madeira. Ao levantarte pola mañá tiñas o nariz e parte da cara ennegrecidas polo fume das sobreiras», cuenta un vecino de la zona.

En estos parajes se encontraba el molino de la Casa do Batán, movido por las aguas de los arroyos de Macarón y de Santomé. Víctor Pedrido, vecino de Budián, utilizaba estos caminos con bastante frecuencia, principalmente cuando tenía que llevar los terneros a vender al pueblo de Santo Estevo. Según cuenta, lo peor de este trayecto era el regreso por los tramos más empinados, sobre todo cuando iba a las tierras de Caldelas por patatas y tenía que regresar cargando a hombros unos sacos de treinta kilos.

A unos quinientos metros de Budián, en el lugar de Estremeiro, por el antiguo camino que lleva a Ferreira -pasando por Abelaira y A Arribada-, está la bodega llamada de O Sarriao. Es una de las más antiguas de la comarca -tiene al parecer más de dos siglos-, y en ella se cobraban y guardaban antaño las rentas en canados de vino de las múltiples propiedades que tenía su antiguo dueño. También hay que destacar, en el centro del pueblo, la Casa de Marce, una notable edificación del siglo XVII construida en piedra de cantería que ostenta un escudo de armas en su fachada principal.