En memoria del padre del moderno Orfeón Lucense

G. G. Ubierna

LUGO CIUDAD

28 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

«Yo diría que se parece más al hermano», le decía ayer a mediodía una mujer a otra, mientras observaban el busto commemorativo del fundador del Orfeón, José Castiñeira, poco después de la inauguración del mismo en la plaza de Ramón Ferreiro, junto al Seminario.

Allí estuvieron todos los miembros del Orfeón, amigos y familiares de Castiñeira (fallecido en 1989), representantes de todos los grupos políticos -a excepción del alcalde, que estuvo en todos los actos previos, pero que tuvo que ausentarse en este último-, el obispo, Fray José Gómez, quien señaló en su intervención que la escultura «emblemática» se encontraba «junto a su casa, junto a la mía y junto a la de todos».

El autor, el escultor Juan Puchades, también asistió a la inauguración y explicó que la elaboración fue «bastante latosa, porque aunque la documentación fotográfica era muy buena, las gafas deshacían la forma de la cabeza y me costó bastante verle los ojos». En efecto, en la escultura de bronce, el que fuera fundador del actual Orfeón y rector del Seminario durante años, aparece sin gafas y con una expresión tranquila, característica que resaltaron quienes lo conocieron.

El presidente del Orfeón, Xulio Xiz, fue el encargado de iniciar la ronda de intervenciones junto a la tumba de Castiñeira en la ofrenda, que se celebró antes de la inauguración de la efigie. Xiz comentó que allí, junto a su lápida, se congregaban todas sus familias: la biológica, la religiosa, la musical y la lucense, en referencia a los ciudadanos que presenciaron los distintos actos del homenaje. En la misa que inauguró el programa de homenaje y que se celebró en la Catedral, el hermano y el sobrino de Castiñeira, los religiosos Manuel Castiñeira y Luis Varela, respectivamente, también elogiaron la manera de ser del protagonista de la mañana y autor de dos de los temas que cantó el Orfeón: Misa Galega y Reina del Cielo Junto al Seminario, el obispo también engrandeció la figura de Castiñeira, «un gran amigo, gran Padre, gran compañero, a quien le salían las canciones del corazón... Hoy estamos todos de enhorabuena, a ver cuándo podemos hacer otro homenaje a otro cura ejemplar de los muchos que hay en el mundo». La presencia de Fray José Gómez, que ha estado varios meses convaleciente, suscitó cierta expectación entre los asistentes y motivó que muchos de ellos se acercasen a él para interesarse por su estado de salud.

«No siempre tenemos esperanza, y es lo que más necesitamos. José Castiñeira, con sus canciones, nos ayuda a tenerla», concluyó el obispo poco antes de que un niño, el más joven de los miembros del Orfeón, depositase un ramo de flores a los pies de la escultura mientras se retiraba la bandera que la cubría y el rostro en metal del religioso y músico quedaba al descubierto.

El autor de la obra aplaudió satisfecho y comentó que lo más difícil del proceso de elaboración, que duró aproximadamente dos meses, fue captar la expresión interior del músico. «Con un busto, siempre trata de captarse esa expresión y es complicado, sobre todo en un caso como este, en el que no tienes delante a la persona y has de basarte en fotografías», matizó.

La única intervención política del acto fue la de la concejala de Economía, Sonia Méndez, en representación del alcalde, José López Orozco. Junto a ella estaban otros representes de los diferentes grupos de la corporación lucense.