«Só falta a rancha de cantería»

Lucía R. Insua LUGO

LUGO CIUDAD

PRADERO

En directo | Visita a la remozada Fonte dos Ranchos Decenas de vecinos y curiosos acuden cada día a contemplar la renovada fuente. Las anécdotas se suceden, como la del vecino al que le gustaría colocar una cerda de piedra

10 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

«Está moi bonita», comenta José. «Pero o xardín que hai detrás queda sen valor e aí tiñan que poñer unha cocha de cantería con cinco ranchos mamando por cada lado. Se falo co alcalde heillo dicir porque son moi atrevido», apostilla Jesús. «Niso tes razón. Antigamente a xente traía os cochos aquí, porque lles gustaba bañarse coma aos xabaríns, e de aí vén o nome da fonte», secunda Francisco. José, Jesús y Francisco son tres de las decenas de vecinos y curiosos que desde el lunes se agolpan cada día junto a la renovada Fonte dos Ranchos, la primera fuente cibernética de Galicia. Unos metros más allá, sentadas en un banco, otras tres vecinas -Pilar, Julia y Carmen- se muestran «encantadas da vida». «Ía sendo hora de que se lle empezase a dar vida a esta zona de Lugo. Non tiñamos nada e agora hai ambiente ata as doce da noite», dice una. «No verán, en vez de ir para a cama penso vir para aquí», señala otra. Son las 21.30 y, aunque a esa hora no hay efectos de luz ni de sonido, los 102 surtidores -el géiser más alto mide diez metros de alto- funcionan en todo su esplendor. ¿Causará molestias a los vecinos el espectáculo sonoro previsto para los fines de semana? «De eso nada, la mayoría queremos música porque alegra mucho», contesta de guasa Jesús. «Non molesta porque é música clásica, nada estridente», afirma un matrimonio joven que vive frente a la fuente. El vandalismo es otro de los temas presentes en los corrillos. «Sólo pedimos que el Concello la mantenga así de limpia, que no empiecen a tirar cosas al agua y todo eso», indica Pilar. La obra hidráulica se ha convertido en motivo de distracción para grandes y niños. «Á mediodía quentaba o sol, e aquí estabamos de marabilla, coa frescura da auga», cuenta una joven. La historia de Pin y Pon Dos pequeños asidos por sus madres aprenden a dar sus primeros pasos. Cerca, otros dos críos se entretienen dando vueltas a la fuente subidos en dos flamantes motos a pedales. Del otro lado, tres adolescentes juegan a salpicarse y a sumergir la cabeza en el agua. Y en medio del idílico paisaje, un detalle llama la atención. Dos jóvenes se muestran inquietos. «Buscamos a Pin», lamentan. Con ese nombre han bautizado a uno de los dos peces que soltaron a mediodía en la remozada fuente. «Queríamos hacer algo romántico, compramos dos peces de agua fría, una hembra -Pin- y un macho -Pon- para que la fuente tuviese peces pequeñitos», comenta uno de los artífices de tan original idea. Sin embargo, las previsiones no se han cumplido. Pon fue rescatado al poco rato porque nadó hacia uno de los desagües. En cambio, Pin ha sido valiente y resiste en el agua, aunque sus dueños no saben si en la de la fuente o en la del Miño.