El 2005 se consolida como un año seco, pese a las intensas lluvias del otoño

Montse Carneiro REDACCIÓN

LUGO CIUDAD

Todas las capitales, salvo A Coruña, registran un déficit de precipitaciones en los diez primeros meses La falta de vientos del suroeste castiga sobre todo a Pontevedra y Santiago

08 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Galicia arrastra desde hace un año un déficit de precipitaciones de tal magnitud que ni siquiera los intensos chaparrones caídos en lo que va de otoño han conseguido equilibrar el balance hídrico del 2005. Mucho tendría que llover hasta finales de año (como 900 litros, que es lo que cae en A Coruña en doce meses), para que lugares como Santiago o Pontevedra cerrasen el 2005 con valores normales. Por lo pronto, las dos ciudades más húmedas de Galicia afrontan noviembre con el cartel de «muy seco»: en Compostela porque a estas alturas de año tendrían que haberse acumulado 1.421 litros y sólo se recogieron 900, y en Pontevedra por un déficit algo inferior, pero igualmente importante, de más de 200 litros, según los registros de MeteoGalicia. O frío o lluvia Las dos capitales están pagando las consecuencias de las sucesivas entradas de aire polar que caracterizaron los primeros meses de este año: en Galicia o llueve o hace frío (raramente se producen los dos fenómenos al mismo tiempo), y en esta ocasión el invierno se inclinó en la dirección contraria a la habitual, a los vientos del norte, helados, pero secos. Esta circunstancia explica que en A Coruña el balance de lluvias a 31 de octubre roce la normalidad climática: los vientos del norte descargaron en esta zona sus ya de por sí débiles precipitaciones, y en cambio dejaron en seco al resto de Galicia, siempre dependiente de los vientos húmedos del suroeste. Así fue que, en mayor o menor medida, tanto Lugo como Ourense, Pontevedra, Vigo o Santiago concluirán este año con menos lluvia de la normal, con la única salvedad de que sobrevenga un diluvio similar al de la temporada 2000-2001. En cualquier caso, el alcance de la sequía comenzó a observarse a finales de agosto con motivo del cierre del año hidrológico. Entonces se supo que el ciclo anual del agua concluía, al menos en Pontevedra y Santiago, como el segundo más seco de los últimos tres decenios, y que sólo 1989, un año que continúa siendo referencia, por nefasto, para los montes gallegos (8.200 incendios con un promedio de 24 hectáreas quemadas), presentaba déficits de lluvia más altos que el actual. Para el nuevo ciclo no hay hipótesis fiables. Octubre concluyó con categoría «húmeda» o «muy húmeda» en todas las estaciones de MeteoGalicia (las precipitaciones en Pontevedra, 477 litros, pulverizaron la media climática, de 212 litros) y lo que va de noviembre se ajusta a la normalidad. Pero hay un precedente similar y muy próximo: el del año pasado, cuando un octubre también lluvioso dio paso a una sequía histórica.