Elecciones sin gas

Carlos Fernández A CORUÑA

LUGO CIUDAD

En aquellos tiempos se sugería votar a los candidatos del Movimiento Nacional

10 may 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

«Suscribimos íntegramente las palabras del célebre apóstol del liberalismo del siglo pasado Alexis de Tocqueville, cuando escribía que las instituciones municipales constituyen la fortaleza de las naciones libres». Con estas pomposas palabras comenzaba el editorial de un diario coruñés, a mediados de noviembre de 1948, anunciando la celebración de las primeras municipales del franquismo. Comicios sin gas, sin chispa, sólo para adeptos al Movimiento Nacional. Se convocaban de acuerdo con la base octava de la Ley del Régimen Local de 17-7-45, que prescribía los concejales que serían designados en cada Ayuntamiento por los siguientes tercios: 1) por elección de los vecinos cabezas de familia; (2) por elección de los órganos sindicales radicados en el término municipal y (3) por elección que harán los concejales representantes de los dos grupos anteriores entre vecinos pertenecientes a entidades existentes en el término municipal o en otro caso, entre vecinos prestigiosos de la localidad. En realidad, las únicos comicios con cierto aire democrático eran los del tercio de cabezas de familia. Y se dice con cierto aire, pues todos los candidatos debían de presentar certificado de adhesión al Movimiento y, aún así, podrían ser rechazados por las correspondientes juntas electorales. Censura Las elecciones fueron fijadas para el domingo 21 de noviembre de 1948. La prensa, bajo censura claro, fue preparando a los electores con reportajes, artículos y editoriales de lo más variopinto. Se decía en uno de ellos, de fecha 9 de noviembre: «El pueblo español es un digno heredero de la tradición municipalista, cuyo hilo jamás se ha roto a través de la historia, aunque durante largos períodos apareciese oculto bajo el peso de lo exótico o el turbio ambiente de la gran feria política. El propósito de estas elecciones, pues, es limpiar definitivamente de tóxicos políticos la administración local». Nada más sano , por lo tanto, que votar a los candidatos del Movimiento Nacional, que lo eran todos. El 16 de noviembre, la junta electoral hizo públicas en Galicia las candidaturas para el tercio familiar. En A Coruña se presentaron veintiún aspirantes; en Ferrol, 17; en Santiago, 5; en Lugo, 17; en Ourense, 10; en Pontevedra, 27 y en Vigo 47. Muchos se presentaron en listas cerradas, como el Grupo Independiente Coruñesista, que formaban Cristino Álvarez Hernández, Francisco Jiménez de Llano, Enrique Méndez Nava, Jesús Molina Paz y Angel Rebollo Vizcaíno. Su lema era: Espíritu de Trabajo. Amor al pueblo. Independencia absoluta . Algunos candidatos expusieron en la prensa sus programas. Entre otras cosas, el del coruñés Antonio López Fernández decía: «Construcción de casas para viviendas de la clase media, ubicadas en las cercanías del centro, pagaderas por el sistema mixto de dinero-trabajo y entradas cómodas a iglesias y cementerios». Tres días antes de las elecciones, se advertía: «El derecho de sufragio es una ineludible obligación. Por eso la abstención es un delito». Hecho el recuento, los concejales elegidos en A Coruña por el tercio familiar fueron los siguientes: Luis Vázquez Pena, Antonio Pedreira Ríos, Luis Iglesias de Souza, Antonio Seijo Montes, Daniel Bescansa Aler y Ramón Patiño de la Fuente.