Los Castro regresan a Láncara tres décadas después de la visita de Fidel

LÁNCARA

Emma, hermana del líder revolucionario, y Mariela, hija de Raúl, inauguraron la casa museo que fue hogar del padre de los Castro

28 jul 2022 . Actualizado a las 20:36 h.

El 28 de julio de 1992, Fidel Castro, acompañado de Manuel Fraga, visitaba en Láncara la casa en la que años atrás había nacido su padre, Ángel Castro. Un lancarés que, como muchos otros, buscó en Cuba un porvenir que se le resistía en el municipio lucense. Treinta años después de aquella visita que acabó con el líder cubano jugando al dominó con el entonces presidente de la Xunta, Emma Castro, hermana del líder de la revolución cubana, y Mariela Castro, hija de Raúl, siguieron el camino de su gente y visitaron la casa en la que comenzó su historia familiar. Esta vez, para inaugurarla reconvertida en un museo y centro de interpretación de la emigración gallega. 

La jornada fue intensa. A las 11 de la mañana, la comitiva cubana, de la que también formaban parte otros familiares de los Castro y el embajador de la isla en España, Marcelino Medina González, llegaron al ayuntamiento de Láncara para firmar en el libro de honor. Allí, Emma, hermana de Fidel y Raúl, dijo con la voz rota que no se olvidaba de que «la mitad de mi sangre es gallega. Aquí doy gracias a dios que tuve a don Ángel como mi padre, que junto a mi madre nos legó valores que me han ayudado mucho en la vida».

Tras la foto oficial, toda la comitiva se trasladó a la antigua escuela de Láncara, hoy reconvertida en local social y que acoge una exposición de la emigración. Y, desde allí, a la siguiente parada, la casa que Ángel Castro tuvo que dejar en su día para buscar fortuna al otro lado del Atlántico. En medio de una gran expectación, la familia Castro llegó a la vivienda de sus antepasados, donde, tras el preceptivo corte de la cinta inaugural, Mariela tomó la palabra para leer un mensaje enviado por su padre. Una pequeña carta en la que Raúl Castro agradecía la invitación a la inauguración y recordaba tiempos pasados. «Rememoro la visita de Fidel en 1992 y la mía en 2005 a la vieja casa familiar en cuya casa una placa recuerda a Ángel como el gallego que emigró a Cuba donde plantó arboles que aún florecen». En su misiva, el expresidente cubano celebraba «el destino que se ha dado a la casa» y deseaba que sirva como tributo «a los hijos de Galicia que cruzaron el Atlántico y a sus descendientes».

Una visita a la vieja casa, restaurada y reconvertida en centro de interpretación, y los discursos oficiales en los que unos y otros reivindicaron la trascendencia de la emigración pusieron punto y final a la parte más oficial de la jornada. Quedaba la festiva: una comida en al aire libre en una carballeira en la que la hija de Raúl, antes de disfrutar de los platos gallegos que tanto le gustan, no dudó en bailar al ritmo de un grupo de gaitas. La conexión de los Castro con Láncara se renovó tres décadas después.