Peliqueiros y un lobo guardián amplían un «museo» rural en Láncara

Laura López LUGO / LA VOZ

LÁNCARA

Peliqueiros tallados en Monseiro por Fermín Díaz
Peliqueiros tallados en Monseiro por Fermín Díaz LÓPEZ PAZ

El artista Finxo continúa su particular homenaje a Galicia con dos obras de talla en madera y en pizarra en la aldea de Monseiro

06 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Arte y compromiso van de la mano en la obra de Fermín Díaz, más conocido como Finxo. El artista sarriano y profesor jubilado emigrado a Barcelona continúa ampliando su particular museo rural que comenzó hace tres décadas en la aldea lancaresa de Monseiro. La suya es una labor estética, de embellecimiento del paisaje rural, pero también de compromiso con su tierra, de homenaje a Galicia y a sus tradiciones. Con murales, esculturas, tallas y relieves que se multiplican por fachadas de viviendas, alpendres, corredoiras y hasta en el atrio de la iglesia, va dando vida al imaginario popular, a través de Santas Compañas, «meigallos»... pero también rinde homenaje a gente real: a Rosalía de Castro, a las mujeres del rural gallego, al párroco Leopoldo...

Ahora, dos nuevas obras vienen a enriquecer este patrimonio, ya colectivo, que ha ido creando durante sus vacaciones en Monseiro: dos peliqueiros en madera y un lobo en pizarra.

En el caso de los peliqueiros, Finxo aprovechó un tocón de un castaño cortado al bies. Al ver que «daban forma al penacho y cresta, máscara al fin, que exhiben los peliqueiros», no pudo «resistir la tentación artística de darles vida», explica. Y así, con esta obra, hace un guiño a la tradición de entroido de Galicia y, en particular, a la del «carnaval de Louseiro, famoso en la comarca de Sarria y alrededores».

Fermín Díaz, junto a su obra sobre el lobo
Fermín Díaz, junto a su obra sobre el lobo LÓPEZ PAZ

En cuanto al lobo, se trata de una obra tallada en pizarra en la fachada de una de las viviendas de Monseiro: un lobo que mira al paseante impertérrito, «con una elegante y orgullosa fijeza, haciendo que el barrio de Manxarín tenga un vigilante que protege» y, al mismo tiempo, «guarde y vigile la riqueza monumental y artística, que constituye un museo al aire libre de las tradiciones del pueblo gallego», señala Finxo.

Se trata de una obra «en recuerdo de la vida natural y salvaje» del lugar. La idea de tallar un lobo surgió porque el dueño de la casa era un experto cazador, y también por ser el lobo parte de la vida rural en Galicia y protagonista de innumerables leyendas. «Hubo un tiempo en que, en las entrañas del monte Meda, el lobo buscaba refugio en medio de ‘fentos, xestas y uces’, haciendo sentir su ulular en las noches oscuras; ulular que, bajando del monte, recorría la aldea, como un escalofrío», cuenta Finxo.

Numerosas obras

Estas dos obras se unen a la colección que ya forma parte del patrimonio cultural de la zona. Entre ellas, se incluye un auténtico «meigallo», «malévolo y provocador», que realizó aprovechando los restos de un viejo y carcomido roble quemado por los incendios. La figura fantasmagórica actúa como «protección de lugareños y vigilante asustadizo de forasteros», señala Finxo. Pero hay más: un amplio mural sobre la Santa Compaña, otra pintura con mujeres lavando en el río, escenas relacionadas con la recogida de la mies, bailarines de muiñeira, Rosalía de Castro e incluso poemas de esta autora, son algunas de las obras que se pueden contemplar.