El irreconocible antes y el después de la iglesia de Guntín: llegan los templos modernos

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA GUNTÍN / LA VOZ

GUNTÍN

LA VOZ

Fue un choque para los vecinos, pero finalmente una gran mejoría: «Temos sala de reunións, baño e restauraron un retablo de 1625, xa é un templo digno»

03 mar 2023 . Actualizado a las 08:47 h.

La iglesia de Guntín, si no fuera por la negra cruz de varios metros que se postra en su entrada, podría ser un moderno chalé. Él único templo del concello en el que se da misa necesitaba una profunda rehabilitación y pasó de ser un bloque construido como se pudo en «épocas difíciles» a una de las pocas iglesias modernistas del rural de Lugo. El innovador edificio mereció una nominación a los Premios de Arquitectura de Galicia y una sorpresa para el pueblo: «Ao principio a xente temía o que ía saír de aquí pero mellorounos moitísimo a situación», asegura el párroco, Ramón Álvarez.

Las misas en el municipio de Guntín se daban en el siglo pasado en lo que ya se conoce como la «igrexa vella», en Guntín de Pallares. Con la construcción de la carretera nacional N-540, el núcleo urbano del municipio fue moviéndose para acercarse a la nueva vía. Por tanto, el viejo templo quedó a desmano y, para evitar tantos desplazamientos, cuando las misas eran más frecuentes y con mayor afluencia, se instaló una pequeña iglesia en el nuevo centro de la localidad.

Fue en 1970, «tempos moi complicados para os veciños». Pero aún así, los habitantes de Guntín fueron quienes hicieron la aportación económica necesaria para conseguir el terreno y también hacer la obra. El resultado fue un templo de bloque prefabricado gris con una estructura «muy precaria». «O valor da igrexa era que foi feita coa colaboración dos veciños e o esforzo que iso supuxo», explica Álvarez,

Aspecto anterior de la iglesia
Aspecto anterior de la iglesia No disponible

Con el paso de los años, los curas se redujeron y la actividad religiosa fue desapareciendo de las comarcas. Actualmente, la Igrexa Nova es la sede de la unidad pastoral de Guntín, que abarca todas sus parroquias más tres de Portomarín. «Había una importante necesidade de mellorar as instalacións», cuya cubierta ya está en muy mal estado.

Esta demanda fue atendida por la Diócesis de Lugo y derivó en una inusual obra. El arquitecto encargado fue Jesús Bouza, que ya se encargó de la rehabilitación de otras iglesias como la de O Inicio, también con un resultado modernista pero con piedra tradicional. Por sus valores arquitectónicos, la Consellería de Cultura la declaró Bien de Interés Cultural.

La nueva edificación de Guntín se inauguró el año pasado. La base es la misma, pero el aspecto es irreconocible. La piedra exterior cambió por una más limpia y renovada, compaginándola con paredes blancas. La cubierta pasó a ser de teja a zinc. Las llamativas ventanas en forma de cruz que antes daban algo de color a la iglesia, pero poca luz, ahora pasaron a ser rectangulares y útiles. El tempo conserva la torre del campanario así como su cruz original.

Un retablo del siglo XVII y una sala de reuniones

Además del cambio, también hay una mejoría. La «humilde» sacristía duplicó su tamaño para instalar un baño y una sala de reuniones o un despacho parroquial y un futuro archivo. «Temos 23 nenos de comuñón e máis de cen de confirmación, non tiñamos espazo», explica el párroco. Así que ahora cuentan con una sala para catequesis o el curso prematrimonial.

En la sacristía, los vecinos volvieron a ser los que renovaron el mobiliario. Pero la mayor diferencia es el propio lugar de culto. El arquitecto instaló un arco entre el presbiterio y los bancos que divide el espacio: «Agora parece moito máis unha igrexa, antes era unha nave». La joya de la corona se encuentra tras el altar: un retablo del año 1625. La pieza se encontraba en la capilla de una aldea de Guntín que no tenía uso, por lo que se estaba perdiendo. «Restaurárona e agora iso xa é un lugar máis digno para vivir a fe», sentencia Ramón Álvarez.

Los cientos de feligreses de Guntín ganaron también en aislamiento, luz y comodidad, aunque todavía está pendiente instalar calefacción eléctrica. «Dende que a igrexa está feita, todos os veciños están encantados». La alcaldesa del municipio, María José Gómez, adelantó que ahora será el Concello el que acondicione la plaza donde se ubica la iglesia. También defendió la construcción ya que fue chocante para muchos vecinos. «No rural non hai igrexas coma esta, non é como os templos de hai 300 anos porque tampouco pode selo, o mundo cambiou», reflexiona Álvarez.