Ganaderos de Monforte quieren plantar 130 hectáreas de forraje

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

GUNTÍN

Ya tienen cincuenta y se proponen cultivar ochenta más con el banco de tierras

26 feb 2018 . Actualizado a las 09:19 h.

El precio de la leche no acaba de subir como los ganaderos quieren, así que hay que reducir costes. Con ese objetivo, un grupo de productores de la comarca de Monforte se proponen multiplicar este año la superficie en la que cultivan maíz y otras plantas forrajeras. En el 2017 plantaron ochenta hectáreas y ahora quieren disponer de al menos cincuenta mas. Esperan conseguir la mayoría en un solo lote, dentro de la experiencia piloto que acaba de anunciar en esta zona la Consellería de Medio Rural en colaboración con la Fundación Juana de Vega y la Politécnica de Lugo.

Los ganaderos agrupados en esta iniciativa son los seis que forman parte de la SAT Lixeiro, una sociedad en la que se agruparon hace nueve años para tratar de ser más competitivos. Tienen sus granjas entre las parroquias monfortinas de A Parte y Probeiros y la de Guntín, en el vecino municipio de Bóveda. Entre todos suman alrededor de cuatrocientas vacas, 210 de ellas en ordeño.

No les llega para todos

El forraje que plantaron el año pasado no les llega para alimentar a todos sus animales. Tampoco será suficiente el que se proponen cultivar este año. Si pudiesen conseguir más lo harían, pero no es fácil. Y eso que en cierta manera son privilegiados porque la mayor parte de su territorio de trabajo está dentro del ámbito del regadío Val de Lemos. Construido hace cincuenta años, con el regadío tenía que haber llegado la concentración parcelaria, pero medio siglo después solo está hecha en un porcentaje mínimo del territorio regable.

«Por aquí son todo parcelas moi pequeniñas e ademais fai falta terreo que estea xunto para podelo traballar de maneira eficaz», cuenta José López García, de Guntín, uno de los ganaderos que participan en esta iniciativa. Precisamente estos días, él y sus colegas trabajan en la limpieza de una finca de dos hectáreas al lado de la carretera que une Bóveda y A Pobra do Brollón. Es una propiedad particular que estaba a monte. Su dueño les cede el uso a cambio de que se la limpien.

A falta de fincas de cultivo agrupadas mediante concentración parcelaria, este tipo de acuerdos puntuales es lo único a lo que estos ganaderos pueden recurrir para avanzar en su objetivo de autoabastecerse de alimentación para sus reses. No hay otra manera de hacerlo, a la espera de ver cómo resulta la experiencia del banco de tierras.

«Nós -dice José López- estamos incrementando a produción e queremos seguir medrando». Con los precios actuales, tienen muchas dificultades para cubrir costes, así que han optado por vender más. En esa dinámica podrían incorporar a más socios. No lo harán, porque en su zona ya no quedan prácticamente más ganaderos que ellos. Son los últimos y no lo tienen fácil, pero están decididos a seguir. «Eu teño 40 anos e isto é o que fixen sempre -dice José López-, e non o vou deixar, aínda que como os prezos sigan así igual o abandono se fai forzoso».

Una superficie completa y uniforme, cómoda para trabajar

Al margen de las parcelas de las que disponen ellos mismos, todo lo que plantaban hasta ahora estos seis ganaderos lo conseguían mediante cesiones o contratos de arrendamiento con pequeños propietarios de la zona. Se trata en la mayor parte de los casos de manchas de terreno pequeñas y sin comunicación entre ellas, lo que dificulta la cosecha. Las cincuenta hectáreas que esperan conseguir este año con el banco de tierras son otra cosa.

Los integrantes de la SAT Lixeiro están en contacto desde el 2015 con la fundación Juana de Vega, una entidad sin ánimo de lucro con sede en A Coruña que tiene como objetivo promover el desarrollo del medio rural gallego. En estos tres años, técnicos de esta entidad sin ánimo de lucro y especialistas de la Politécnica de Lugo le han ido dando forma a esta experiencia piloto con superficie del banco de tierras gestionado por la Consellería de Medio Rural.

El resultado se irá concretando en las próximas semanas en torno a 160 hectáreas situadas en el municipio de Bóveda y en las cercanías de la única zona regable del Val de Lemos en la que está hecha la concentración parcelaria. Esa superficie fue seleccionada de forma que configuran un terreno homogéneo, sin fincas intercaladas al margen del proyecto. En los próximos años se irán incorporando otras bolsas de terreno en el resto de la comarca.

Estos seis ganaderos, que están entre los mayores cultivadores de forraje de la comarca de Lemos, aspiran a manejar cincuenta de estas 160 hectáreas. «E máis que viñese», bromea José López. Esta semana tienen una reunión con los técnicos del proyecto. Esperan noticias, porque ya es momento de empezar a preparar la tierra para plantar.