Acusan a un ganadero de Lugo de matar 152 reses con un eutanásico

La Voz LUGO / LA VOZ

GUNTÍN

ALBERTO LÓPEZ

El fiscal solicita tres años de prisión para el imputado, que negó los hechos

08 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ir a la cárcel durante tres años, pagar casi cinco mil euros de multa y 316.000 más por los daños ocasionados es la pena que la fiscalía de Lugo pide para un ganadero de Guntín acusado de matar con un eutanásico 94 vacas y 58 becerros de la cooperativa a la que pertenecía. El acusado, D. A. L., negó en el juicio que se celebró ayer en la capital lucense haber inyectado ningún producto a las reses, aunque reconoció que era el que tenía el cometido de ocuparse del botiquín de la explotación.

Las vacas morían con grandes sufrimientos (quizás la cantidad de producto que les inyectaban no era suficiente), sin que previamente estuvieran enfermas. Las extrañas bajas en la explotación se produjeron entre los años 2007 y 2009. Según el fiscal, cada res adulta tenía un precio de 1.500 euros y cada ternero 60, por lo que las pérdidas en la cooperativa de Guntín fueron de 144.480 euros.

«Se sintió discriminado»

Según el fiscal, el acusado llevó a cabo esa acción y otros sabotajes en la cooperativa por sentirse discriminado por sus socios y compañeros de trabajo por el reparto de tareas dentro de la granja. El acusado negó que hubiese rencillas y dijo que lo único que quería era irse de la cooperativa y que, para ello, había reclamado los estatutos pero no se los dieron.

El ministerio público también atribuyó al imputado suministrar a las reses antibióticos para hacer bajar los precios de la leche y así perjudicar a la cooperativa. También lo acusan de derramar parte de la leche almacenada en el tanque por importe de 36.000 euros. Sobre este particular, el implicado dijo que en algunas ocasiones tiró leche porque tenía antibióticos.

Además, el fiscal le atribuyó el haber suministrado a las vacas un fármaco utilizado para provocar el celo, pero que usado indebidamente ocasionaba el aborto de las que estaban preñadas. D. A. L. también negó haber inyectado este producto a las reses. Advirtió que no era él el único que se ocupaba de medicar a las vacas. Lo hacían también los otros socios, dijo.

Otra de las acusaciones que le hicieron fue causar daños en las ruedas de tractor y también en unos silos que rajó.