Ana Rosa Pérez Quintana, la jueza que se considera afortunada y privilegiada

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

GUNTÍN

ALBERTO LÓPEZ

Llevó muchas tardes a sus hijos al juzgado para sacar adelante todo el trabajo

13 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nació hace 49 años en Figueras (Asturias) y se considera «asturiana de nacimiento y gallega de corazón». Ana Rosa Pérez Quintana, actualmente magistrada en la sección penal de la Audiencia, opta por segunda vez a la presidencia del alto tribunal lucense.

De niña pasaba en lancha desde su pueblo a Ribadeo donde su padre era funcionario municipal. No había el Ponte dos Santos y había que dar un rodeo por carretera, pasando por Vegadeo. «Eran 30 kilómetros de curva tras curva. No recuerdo lo que tardamos, pero muchísimo», indicó.

Presume de Figueras, lugar que considera precioso y en el que tiene a su familia. A los siete años se fue con sus padres y cinco hermanos más a Ribadeo donde estudió.

Y su primer destino como jueza fue en A Mariña, concretamente en Viveiro. Empezó en 1998 y acabó en junio del 2001, cuando el ascenso en la carrera era forzoso y había que marchar a una capital de provincia. Al juzgado de lo Penal número 1 de Lugo llegó el día del Carmen de 2001 y se fue en abril del 2015 que se fue a la Audiencia.

«Viveiro fue un buen Miura para empezar. Son unos juzgados con mucha activad por cuestiones de tipo económico y civil. Está Alúmina y ya en los tiempos en los que estaba empezaba el alza de la construcción con los litigios que ya ocasionaba», recordó.

Cuando todavía no llevaba mucho de profesión, le llegó un caso terrible. Un bebé de un año apareció muerto en una casa de Cangas de Foz. «Recuerdo perfectamente estar de guardia cuando recibí la llamada de la Guardia Civil que me anunciaba el suceso. Allá nos fuimos yo, el secretario, el médico forense y la Guardia Civil. Nos encontramos con el bebé muerto en la cama. Pertenecía a una familia desestructurada. Su padre tenía un problema de drogadicción y para que la niña no molestas, de vez en cuando le untaban el chupete con cocaína», indicó la jueza. El asunto llegó años después a la Audiencia Provincial y el caso acabó con condenas.

Conoce a casi todos los quinquis de Lugo. Durante 14 años los tuvo sentados enfrente en el banquillo de acusados del Juzgado de lo Penal número 1 de Lugo. En todo este tiempo dictó miles de sentencias, algunas de ellas muy complicadas como, por ejemplo, la de un atropello a una joven de Guntín en la ronda por un conductor que inicialmente no paró.

Quien esto les escribe, en las muchas horas de pasillo judicial debidas a diversas operaciones pudo comprobar como la magistrada tuvo que trabajar por las tardes para sacar adelante el gran volumen de trabajo. Sus hijos también la acompañaron muchas tardes. En su despacho de la Audiencia hay dos cuadros de dibujos hechos por ellos en esas horas en las que ellas redoblaba horario porque, a diferencia de lo que muchos puedan pensar, no era solo jueza de nueve a tres.

«No quiero ser de juzgados»

Cuando a su hijo mayor le preguntaban qué quería ser de mayor, respondía: «Cualquier cosa, menos de juzgados». Y es que el juzgado de lo penal en el que estaba su madre fue el que más asuntos contabilizó de toda Galicia durante los años 2013 y 2014.

«Trabajé muchísimo en el juzgado de lo penal y como yo muchos compañeros. Quedó en un a situación muy buena. Sacar adelante el trabajo no fue mérito exclusivo mío. Y es que estamos para eso, para poner de nuestra parte muchas veces cuando no hay recursos ni medios suficientes. Cuando eso ocurre somos nosotros los que tenemos que poner más para dar un a respuesta cumplida y satisfactoria para el ciudadano».

Advierte que en la Audiencia, donde está desde abril del año pasado, también hay mucho trabajo. «Pero como es un órgano colegiado, tengo el concurso, ayuda y colaboración de mis compañeros. Tengo la grandísima suerte de que son excelentes ya que desde el primer día que me acogieron no hicieron más que ayudarme y enseñarme».

Opta por segunda vez a la presidencia de la Audiencia. En caso de conseguirla, sería la segunda mujer que accede al sillón de este órgano en la provincia. ¿Y por qué decide repetir candidatura? «Sencillamente porque desde el primer momento que accedí a la carrera judicial me gusta ejercerla de la manera más plena posible. Tengo la gran suerte de que me gusta mucho el trabajo que hago. Soy muy afortunada porque ya desde el momento en que hice la carrera, me encantó. No todo el mundo puede decirlo. La oposición me gustó y, parece mentira, porque es muy dura; pero me gustó y tuve la suerte de aprobarla. Entonces, como me gusta mi trabajo, me considero una privilegiada. Por lo tanto, de alguna manera me considero en la obligación de volcar todo mi esfuerzo en desarrollar este trabajo de la mejor manera posible en cada momento y según las circunstancias. Entonces, acceder a la Audiencia es un desarrollo personal y profesional».

En el proyecto que expondrá el lunes en Madrid, reivindica para la Audiencia de Lugo el sistema que adoptan otras de España con mayor número de magistrados: que no sean los jueces que compongan un tribu al para un juicio los que tiempo antes hubiesen abordado y resuelto recursos durante la fase de instrucción.