«O traballo no balneario é bonito»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS GUITIRIZ / LA VOZ

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SUSO PENA

Fina Prieto empezó a trabajar en Pardiñas (Guitiriz) porque una hermana suya estaba contratada, pero lleva años como responsable en solitario

23 jun 2019 . Actualizado a las 21:16 h.

Fina Prieto empezó a trabajar en el balneario guitiricense de Pardiñas hace unos 25 años. Vivía cerca, y comenzó porque una hermana suya ya trabajaba en las instalaciones. Meses después la hermana enviudó y trasladó a los dueños la intención de abandonar la actividad. Los responsables le plantearon a la que llevaba menos tiempo si quería quedarse ella sola. La repuesta fue afirmativa. «E aquí estou», agrega ella a modo de breve conclusión.

El nombre de Pardiñas ha ido ganando fama en las últimas décadas con la celebración del conocido festival, que toma su nombre del recinto. No obstante, el prestigio del lugar era anterior y relacionado precisamente con las salutíferas aguas de la fuente de Santo Domingo, recomendadas para problemas hepáticos y renales.

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Con el verano recién empezado, en el balneario no falta trabajo para tenerlo todo en las mejores condiciones. Pronto comenzará la temporada alta de personas que acuden a tomar las aguas, y Fina Prieto siega el césped, cuida las flores y adecenta en general el recinto. Los cuidados se hacen con todo esmero, aunque el número de usuarios del balneario es hoy bastante menor que hace años. La encargada recuerda épocas en las que se contaban por centenares los agüistas, algo que ella contrapone con el presente.

Los que tomaban las aguas procedían de diversos lugares de Galicia pero también de Asturias y hasta de Andalucía. El hábito de acudir a Guitiriz llevaba a establecer con el personal del balneario una relación que iba más allá de lo profesional. Ese perfil aún se mantiene, como comenta Fina Prieto con satisfacción. Explica que la gente le cuenta cómo ha mejorado su salud tras haber tomado las aguas en Pardiñas. «Iso é unha alegría para eles e para min», dice. Parece una de las recompensas de una tarea de la que habla con agrado. «O traballo no balneario é bonito, eu estou encantada», dice.

Ahora, con el descenso de usuarios, ya no hay un médico en el balneario. Sin embargo, no faltan explicaciones para quienes acuden, puesto que Fina Prieto se encarga de darles un folleto que explica las características de las aguas para que lo examinen los respectivos médicos de cabecera. El poder de las aguas está acreditado desde hace décadas, y a ese valor hay que añadirle la gratificante sensación de tranquilidad del recinto. «A zona é bonita. Eu sempre digo que o que non entra aquí non sabe o que perde», sostiene Prieto.

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Viviendas para usuarios y autocares desde el casco urbano 

El interés de Pardiñas incluye un conjunto de edificios con una tipología similar. Los chalés y las casas que hay cerca del balneario eran el sitio donde se hospedaban gentes mientras duraba su temporada de terapia. Las casas tienen diferente número de dormitorios, y las familias las alquilaban sin que esa capacidad fuese suficiente para acoger a todos los usuarios.

Había gente que pernoctaba en el casco urbano guitiricense, y funcionaba entre la localidad y el balneario un autocar. Eran tiempos en los que los usuarios dejaban en el balneario el vaso en el que tomaban las aguas, una costumbre que aún se conserva. La tarifa que se cobra ahora es de 30 euros al mes.

Confianza en el futuro de este tipo de terapias 

Fina Prieto está convencida de que la costumbre de tomar las aguas tiene futuro. No solo recuerda con cierta añoranza los tiempos en los que el balneario mostraba gran animación en verano, sino que cree que las consecuencias favorables para la salud son evidentes, tanto por tomar las aguas como por el tiempo que se pasa en un entorno relajante. La propiedad de las instalaciones no ha variado desde que la encargada empezó a trabajar.